[1967-1971] Nippur de Lagash – Primeros Años

“Yo soy Nippur, el que sabe de las batallas y los caminos.

Yo soy el que sabe algo de los dioses y nada de las mujeres.

Me agradan las flores y me desorientan los niños.

Yo soy Nippur, vagabundo que fue gran jefe,

hombre amado que amó, amigo que también los tuvo.”

Nippur de Lagash es un personaje creado por Robin Wood (guionista) y Lucho Olivera (artista) publicado por primera vez en la revista D’artagnan #151, editada por la Editorial Columba, en abril de 1967.

Las historias de Nippur son algunos de los primeros comics que leí (obviamente muchos años después de su primera publicación teniendo en cuenta mi fecha de nacimiento) gracias al legado de mi vieja que había guardado muchos números, de esta y otras series de Columba.

Un dato gracioso al margen, que le parecería imperdonable a la mayor parte de los comiqueros, es que mi vieja había cortado cada número de D’artagnan y el Tony y separado las historias de cada personaje, poniéndole un clip a cada fajito de hojas y guardándolo en carpetas. Esto tiene sentido desde el punto de vista de la organización, y para que sea más cómodo leer la serie de un personaje en particular, pero varios se escandalizarían con esto, yo incluido. De pendejo obviamente ni me fije en eso y me resultó cómodo, recién varios años después caí en que era bastante fruta.

Lamentablemente en una mudanza mi vieja decidió tirar todas sus historietas viejas, y por ende me quede casi sin ninguna obra nacional, pero al menos salvó las carpetas de Nippur. Completando el resto gracias a taringa! y al grupo de escaneo Woodiana puedo leer las obras muchos años después.

En este caso no me parece mal la iniciativa del scan para que estas obras puedan llegarle a gente, porque las historietas originales son bastante complicadas para conseguir. Cuando me aparece la oportunidad de comprarlas en papel, no lo dudo, pero solamente tengo unas pocas cosas recopiladas años después.

Al conseguir una colección completa, si bien es en scans, pude leer de vuelta historias que ya casi ni me acordaba, y también muchas cosas que no había leído, con el agregado de estar completamente seguro del orden, y gracias a esto también puedo escribir esta serie ordenada de reseñas sobre Nippur. Voy a escribir siguiendo la división de Ariel Avilez (http://blancasmurallas.com.ar/Todo_Nippur/Biografa.html), siendo esta primera reseña sobre los primeros años de publicación de Nippur, en total 53 números que abarcan cuatro años de historias del personaje.

En esta etapa las historias de Nippur se publican solamente en D’artagnan, en la revista regular, excepto por “Las huellas del hombre de ojos amarillos” que se publicó en el anuario 3 de D’artagnan. Teniendo en cuenta que Nippur, en toda su historia de publicación (excepto por su revista propia que dura casi treinta números) se publica en las ediciones de Columba que englobaban muchos títulos en una sola revista, cuando hablo de un número me refiero al orden de lectura sacado de Blancas Murallas, siendo un número de guión, y no un número de revista, igualmente cuando hable de un número en particular en cualquiera de estas reseñas voy a aclarar el nombre de la historia.

Nippur es en muchas maneras el símbolo de lo que fue la Editorial Columba en su momento, siendo por lejos uno de sus personajes más característicos (tuvo su propia revista a todo color, y después a una de las publicaciones regulares de Columba se le puso el nombre de Nippur Mágnum). Para el que no sabe, la Editorial Columba fue la editorial de historietas más grande de Argentina, dominó el mercado nacional entre los 60’s y 90’s y en sus mejores momentos vendía realmente muy bien. Por Columba (y por Nippur) desfilaron varios de los más grandes talentos argentinos de la historieta, y con su cierre terminó de desaparecer en su mayor parte la industria nacional de la historieta. Es verdad que la calidad de la mayor parte de las historias publicadas por Columba fue decayendo con el tiempo y para el final de su existencia la editorial estaba muy lejos de sus mejores años.

A pesar de su eventual cierre en el 2001, en su momento las revistas de la editorial tuvieron una gran inserción cultural, al punto de que la gran mayoría de los argentinos arriba de cincuenta van a recordar lo que era D’artagnan o el Tony, y de la misma manera Nippur es recordado por la mayor parte de esas mismas generaciones.

Lo triste es que, si bien yo tuve la suerte de haber tenido las historias legadas de mi vieja, la mayor parte de mi generación (generación Perfil en mi caso, hablando de generaciones de comiqueros) y de los comiqueros que empezaron conmigo o más tarde no deben haber tenido la suerte de encontrarse con Nippur (y el resto de los grandes personajes de Columba como Dago, Dax, Jackaroe, Or-Grund, etc). Ciertas obras nacionales como El Eternauta siguen siendo conocidas y reeditadas, pero no se cuanto de Columba esta disponible fácilmente, y la verdad que una gran parte de las cosas que publicó deberían estar al alcance de la mano.

Volviendo a Nippur, los primeros cuatro años de publicación, entre 1967 y 1971, cubren los primeros pasos del Errante, apodado de esa manera por la gente por no parar de viajar de un lugar a otro, deteniéndose en un mismo lugar sólo períodos cortos.

Releer a Nippur después de tantos años me resulta especial, despertándome recuerdos de épocas que se alejan cada vez más, y eso no es algo que me pase con tantas cosas, es casi como que entrase en trance al leerlo, una vez que empiezo no lo puedo dejar hasta después de pasadas varias horas.

Nippur es un sumerio, hombre guerrero de Lagash, que en el primer número se ve obligado a dejar su tierra y empezar su camino errante, acompañado al principio por su amigo Ur-El, un gigante bárbaro con una fuerza tremenda.

“Yo soy Nippur de Lagash, hombre que ha visto mucho, mucho y que por ello mismo no ignora su poco valor y su gran valor. ¿Suena esto como un contrasentido? No lo es. Poco valemos ¡oh hombres!, que tanto nos envanecemos de nuestras pequeñeces. Poco valemos por nuestros actos que tampoco significan nada cuando el tiempo arroja sus puñados de arena contra ellos haciéndolos deshacerse en volutas. Valemos, eso si, por el soplo divino que llevamos dentro. Por alguna fuerza insuflada desde el más allá, desde la región sin llanuras ni fronteras donde los dioses moran. Valemos como hombres por algo de Dios que tenemos.”

En el primer número, “Historia para Lagash”, publicado en Mayo de 1967, Robin Wood presenta a Nippur, quién fue enviado por su rey, Urukagina de Lagash, a capturar por puro aburrimiento a un supuesto gigante que andaba por las tierras de Elam (una civilización antigua ubicada entre Sumeria y Acad, en lo que actualmente es el suroeste de Irán, y una pequeña parte del sur de Irak). Este gigante resulta ser Ur-El, quien con el tiempo se va a convertir en uno de sus más grandes amigos. Nippur vuelve a Lagash junto con Ur-El, y lo entrena mientras espera que el rey decida que piensa hacer con el.

El rey había estado teniendo problemas con un rey vecino, Luggal-Zagizi, el cual termina atacando y tomando la ciudad, ayudado por la traición de Sumur, el sumo sacerdote. Nippur logra matar al sacerdote antes de irse al menos, pero tiene que escapar con Ur-El porque obviamente no puede enfrentarse a un ejército. Al final obviamente jura alguna vez tener venganza sobre Luggal-Zagizi, y el número termina con Nippur y Ur-El hablando sobre los viajes que les esperan.

Este primer número de Nippur tiene la particularidad de que tiene 24 páginas, a diferencia del resto de las historias de los siguientes años, que en general no pasan de las 15 como mucho. Esto tiene sentido al ser el primer número, el que presenta al personaje, y además porque cuenta uno de los hechos más importantes para Nippur, que es cuando pierde su puesto como general y a su ciudad, aunque todo esta contado bastante rápido, a Wood le hubiese venido bien un poco más de espacio, extender la historia en dos números. De haber sido publicada hoy en día, esta primera historia tendría su propia miniserie o maxiserie, todo con la narrativa deconstructiva en boga.

Urukagina es un personaje histórico, al igual que Luggal-Zagizi (también conocido como Lugal-Zage-Si, entre otros nombres). Urukagina fue rey de la ciudad-estado de Lagash (actualmente Tell al-Hiba, Irak), ubicada en Sumeria, hasta que Luggal-Zagizi ataca y toma su ciudad alrededor del 2360 A.C., de la misma manera que sucedió en Nippur, con la diferencia de que en el caso del comic se agrega un personaje clave que es el mismo Nippur.

Sumeria es una región histórica del Oriente Medio que formaba la parte sur de la antigua mesopotamia, ubicada entre los ríos Eufrates y Tigris. La civilización sumeria está considerada como la primera y más antigua civilización del mundo, siendo la cuna de todas las siguientes.

Los dibujos de Lucho Olivera (Gilgamesh el Inmortal, Dick el Artillero, Ronar) al principio son correctos en general, aunque en los primeros números muestra limitaciones. Con los años su trabajo mejora muchísimo y se convierte en un gran dibujante, pero en este primer número se ve todavía acomodándose en cuanto a su estilo, y el espacio que le deja Wood (que en general no es demasiado, especialmente en los primeros números).

En este número 1 se ve a un Robin Wood joven, que también está empezando hace poco en el mundo de la historieta. Usa algunas frases bastante acartonadas, pero logra meterme en la historia de la misma manera que la primera vez. Después de releer este primer número me leí las siguientes 52 historias, que son las que corresponden a estos primeros pasos de Nippur, en tres días. Casi no podía parar de leer, y no creo que tarde demasiado en leer todo el resto, aunque me estoy tomando más tiempo para escribir estas entregas, que voy a tardar bastante en terminar del todo teniendo en cuenta la cantidad de historias y además porque también quiero seguir escribiendo sobre otras cosas.

Los primeros cuatro números tienen un carácter distinto de lo que sigue después, en los siguientes la serie ya va tomando el tono de la mayor parte de las historias que siguen, en general menos épicas, o al menos de menor escala. En estos primeros números se dan algunos de los hechos más importantes de la vida de Nippur, como el inicio de su amistad con Ur-El, la pérdida de su ciudad, cuando conoce a Nofretamon, cuando pelea por primera vez junto a Teseo y cuando conoce al “Minotauro” y lo vence junto a Teseo (mostrando un punto de vista más realista sobre el mito del Minotauro).

Estas son historias de un Nippur joven, con alrededor de 17 años, pero ya viejo para su edad con todo lo vivido. El hecho de que supuestamente tiene 17 años acá lo leí después, no se menciona en las historias, y me parece que fue un arreglo medio apurado de Wood para explicar que haya hecho tantas cosas a lo largo de su vida. Realmente no parece estar dibujado como un pibe de 17 años, ni lo tratan así, pero bueno, se puede argumentar que eran otros tiempos, con menos expectativa de vida en años, y que esos 17 no eran los 17 de épocas modernas.

Realmente disfruto leyendo estas historias, y no sólo por la nostalgia que me despiertan, sino por la calidad que tienen. Hay un par de historias olvidables, como “La flecha sobre las hogueras” o “Un río llamado Lónemer” pero la gran mayoría sobrepasan el aceptable. La prosa de Wood intenta ser literaria y en general lo logra, si bien de tanto en tanto tira varias frases acartonadas también es lógico por la época.

Los momentos en donde Wood juega con el humor en general son también bastante logrados, sacándome todavía un par de sonrisas cada vez que Nippur se ríe de enamorados, siendo “La Justicia de Janipo” (en donde Nippur ayuda a Xiromantes, soldado que intenta conseguir esposa para su rey Janipo pero termina enamorado con la mujer que le encuentra, lo que le trae problemas) y “Crónica desesperante de Jacodeo” (en donde Nippur acompaña al torpe Jacodeo, decidido a reclamar el viejo reino de su padre borracho) los mejores números con tono humorístico de esta primera etapa, siempre con algunos enamorados dando vueltas.

Las historias de Nippur en general resultan cortas. Wood, con 10-15 páginas, se las rebusca muy bien la gran mayor parte de las veces, pero a alguien que está acostumbrado al formato de 20-24 hojas (como yo), en general las historias de Nippur le van a parecer cortas.  Muchas veces, especialmente en estos primeros años, las páginas están muy cargadas de cuadros (en general desde cinco hasta a once cuadros en algunas páginas, hay realmente muy pocos paneles de una o dos páginas enteras), y Wood mete bastante texto, compensando la menor cantidad de hojas con respecto a un número individual norteamericano, pero eso a veces termina jugándole en contra al dibujante, que tiene que hacer malabares con poco espacio.

El diseño de página simple y tradicionalista no ayuda demasiado a Lucho Olivera, que en general no tiene demasiado lugar para lucirse. Cuando si lo tiene, como en la hoja dedicada a la construcción de la pirámide en el número dos, se destaca más.

Tiene un par de errores como cuando en el número 9, “La flecha sobre las hogueras” Nippur cambia de peinado de una viñeta a la otra, o cuando en el 52, “El Juicio de la Espada” por algún motivo Nippur pasa de tener el torso cubierto con ropa a tenerlo desnudo de un panel a otro. En el número 10, “El hombre que vino de Akad” hay también un momento raro, Olivera le hace un efecto de sonido a una lanza que le tiran a Nippur, pero lo hace de una manera muy tímida, con un swishhh muy chiquito, que casi ni se nota. Es el primer efecto de sonido que dibuja Olivera, por eso queda raro, y después casi nunca lo hace de nuevo, excepto por algunos pocos momentos (como en el número 12, “Mi nombre entre los bárbaros”) en donde usa de nuevo al recurso.

Nippur claramente representa y vive el arquetipo del héroe. Nippur es mostrado de muchas maneras como un hombre común e imperfecto, que sin embargo a su vez vence siempre, logra que la justicia gane la mayor parte de las veces y que parece bendecido por los dioses. Nippur vive los opuestos al pasar de ser un general a ser un vagabundo feliz, al conocer la guerra mejor que nadie pero sin embargo ser en general bastante tranquilo y amante de la paz.

Wood, al ubicar a su personaje dentro de un momento histórico, mete también muchos personajes históricos, como por ejemplo cuando Nippur conoce y se hace amigo de Sargón de Akad (en “El hombre que vino de Akad”), antes de que se haga rey y se convierta en el primer individuo en la historia conocida que creo un imperio multiétnico. Por las fechas que veo en wikipedia, Wood se tomo la licencia de dejar de lado los años que separan a la caída de Urukagina en el 2360 A.C. y el inicio del reino de Sargón, alrededor del 2270 A.C. Teniendo en cuenta que en la historieta Nippur estaba en la caída de Lagash y también llego a vivir la etapa de Sargón como rey de Akad, es claro que Wood decidió hacer desaparecer esa brecha de años.

Los Guerreros Sumerios también lloran

Nippur también es amigo desde joven de Teseo y Piritoos. Teseo fue un mítico rey de Atenas, famoso por su enfrentamiento con el Minotauro, mito que es adaptado por Wood incluyendo la participación de Nippur y Ur-El. Wood hace lo mismo con bastantes partes de la vida legendaria de Teseo, siempre modificando un poco al mito, haciéndolo primero con el mito del minotauro, después con la historia de Hipólito, el hijo que Teseo tiene con una amazona, y su final trágico (Wood varios años más tarde adapta otro mito de la vida de Teseo, pero para que comente de eso falta mucho). Piritoos es otro héroe de la mitología griega, un mítico Rey de los Lapitas, un pueblo legendario, pre-helénico. Piritoos es, en la mitología griega, el mejor amigo de Teseo, al igual que acá en Nippur.

En “Yo vi a Gilgamesh buscando su muerte” Nippur conoce a Gilgamesh, legendario y famoso héroe sumerio, protagonista del “Poema de Gilgamesh”, uno de los más conocidos trabajos de los primeros tiempos de la literatura. Gilgamesh el Inmortal es adoptado por la editorial Columba, que le dedica sus propias historias, teniendo su propia (corta) serie regular por el mismo Lucho Olivera alrededor del año 2000, y aparece en estas primeras historias de Nippur como invitado, en uno de los mejores números de Wood en esta primera etapa. Esta bien caracterizada la soledad de un inmortal, y hay un buen diálogo hacia el final entre Nippur y Gilgamesh sobre lo que significa vivir para siempre.

Personajes importantes de la serie como Nofretamon, Akhenamon, Ur-El, aparentemente no son personajes históricos, aunque se pueden buscar paralelismos. Uno puede ser Akhenamon y Akhenaton, aunque por lo que leí solo se parecerían en la fonética, pero no leí a fondo tampoco. Reinas viudas para comparar con Nofretamon hay varias, como Hatshepsut, Tawosret, Nefertiti, etc, ni idea si alguna pueda tener similitudes con Nofretamon. Si a alguien se le ocurre algo o alguna otra referencia histórica, de un personaje o un hecho, nómbrelo en los comentarios, es probable que se me haya pasado, no me puse a investigar si cada nombre podía ser una referencia.

Paso a hablar ahora de las historias que más me gustaron de esta primera etapa. Ya mencioné a “La justicia de Janipo” y “Crónica desesperante de Jacodeo” como las dos mejores historias de humor, sumado a “Yo vi a Gilgamesh buscando a su muerte”, que tiene un tono más serio, es una historia un poco triste.

“El ciego rey del sueño” es otra de las historias con un tono algo triste, con el rey iluso del reino paradisíaco que se había convertido en desierto después de que perdiese sus ojos, y toda la gente que lo amaba por su bondad le mentía diciéndole que todo estaba verde y hermoso como siempre, mientras viajaban por el desierto en busca de una nueva vida lejos del reino muerto. Al final el rey deja partir a su familia pero no abandona el su país, muriendo en su tierra con Nippur a su lado.

“Enathim y los enviados de la muerte” es también algo triste, con la muerte de Ram, el arquero, al final. Ram y otros mercenarios habían sido enviados por Luggal-Zagizi, el rey de Umma y Lagash, gran enemigo del sumerio, para matar a Nippur a cambio de una cantidad muy importante de oro, pero primero se encuentran con Nippur y hablan en una taberna, diciéndole que estaban buscando a un tal Enathim. Nippur adivina desde el principio que al hombre que buscan todos es a él (Enathim significa el errante en el idioma elamita), y le da lástima por Ram, por quién todavía tiene esperanzas como persona. Ram no lo defrauda y no lo mata cuando tiene la chance, lo cual causa que uno de los compañeros lo mate. Nippur mata a todos, pero se va bastante triste.

“Los sueños peligrosos” es una historia en la que Nippur conoce a un enamorado que vuelve de la guerra manco, pero con plata y optimista y alegre por poder volver a encontrarse con su amor adolescente. Nippur lo acompaña y salvan a una aldea en el medio, pero su compañero termina muriendo. Nippur va a encontrar a la enamorada para darle el mensaje que Uttu le había dado antes de morir y se encuentra con una gorda sudorosa, llena de hijos chillones, que apenas se acordaba de Uttu, lo cual le agrega un poco de tristeza al final, y Nippur se va triste una vez más.

“El sueño de la espada” tiene a Nippur metido en el medio de enamorados de nuevo, pero las cosas no son demasiado graciosas esta vez, con un hermano muy en conflicto consigo mismo por haber estado enamorado de la mujer de su hermano, el cual era un hijo de puta y el lo sabía. La mujer, enamorada también del hermano con el que no estaba casado, termina matando accidentalmente a su esposo, y ahí las cosas se complican, pero terminan bien con la ayuda de Nippur, que en este caso vuelve a sus caminos relativamente tranquilo.

Estas son las historias que más me gustaron, aunque hay varias más que tranquilamente podrían estar en esta lista, y que no lo están por poco, como “El viejo”, “La doncella de la tierra de Merem” (que es cuando Ur-El se convierte en rey de Merem y se despide de Nippur, abandonando los caminos a cambio de una reina y una vida estable), “La furia de los dioses” (que es cuando Nippur se ve envuelto en otro mito de la vida de Teseo, cuando muere su hijo Hipólito y su esposa Fedra, con bastantes cosas en el medio), “Ram, el arquero” (primera aparición de Ram), “Los fantasmas de sangre”, “Oráculo”, “El hombre necesario para Larsa”, “Las huellas del hombre de ojos amarillos”, y varios más.

Hay algunas que son medio intrascendentes, pero ninguna realmente mala, algunas de las que me parecieron olvidables las nombré más atrás.

Las historias de Nippur en general tienen un tono mundano, intentando ser de perfil bajo la mayor parte de las veces, aunque las cosas que le pasan y que se encuentra, más la influencia de los dioses en los que la gente de la época cree muchas veces no lo dejan, y hay algunos momentos también en los que Nippur se encuentra con lo sobrenatural, o paranormal, como cuando conoce al Oráculo que termina muerto por la ambición de los hombres, o cuando los dioses destruyen el templo y la ciudad en “Los fantasmas de sangre”.

En estos primeros años tanto Wood como Olivera refinan su arte, levantando desde el principio la calidad de las historias tanto en guiones como en dibujos desde el primer número, y terminando haciendo algunas de las mejores historietas nacionales. Más adelante Nippur va a tener grandes historias y va a ser dibujado por otros grandes artistas nacionales, como Ricardo y Enrique Villagrán, el gran Zaffino, y otros, pero es con Olivera que Wood define y hace crecer a su personaje, que para el final de esta etapa ya queda claro que es solo el principio de la historia de uno de los personajes nacionales más grandes de todos.

Por más que no todas las historias y frases resistan el paso de los años tan bien como otras, lean Nippur si lo encuentran. Vale la pena porque hay grandes historias adentro y porque en muchas cosas no tiene comparación. Estos primeros números tienen muy buenas historias pero es sólo un principio, lo mejor del personaje todavía esta por venir.

“Mi nombre es Nippur y con una espada y un morral de carne seca y maíz, recorro los caminos arrapado en la sensualidad del vagabundo que no debe defender ni añorar nada porque nada posee. Soy un hombre rico en nostalgia, en soledad y en vanidad porque bien saben los dioses cuan soberbios somos los solitarios. Tan soberbios que elevamos altares para admirar nuestra soledad”.

Rating: ★★★★☆

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