[1972-1973] Nippur de Lagash – Flashbacks

El inicio de este 2022 es un momento tan perfecto como cualquier otro para retomar las reseñas de las historietas de Nippur de Lagash, El Errante, El Incorruptible. El Eterno podría ser también, hace 11 años escribí por última vez sobre éste gran personaje de la historieta argentina (tal vez el más grande, sin dudas lo es para muchos y para mi al menos lo pelea), pero el paso del tiempo no le importa mucho ni a Nippur ni a sus historias. 

No era uno de sus apodos en la historieta, pero Nippur es eterno, y espero que las nuevas generaciones sepan apreciarlo, lo cual se ve como posible por la publicación de la recopilacion reciente de Planeta que parece decente (64 tomitos, comprarla entera va a ser un billetín, pero vale la pena). Pero más que nada lo veo posible por mi caso personal, que ya estaba un par de décadas removido de la publicación original de éstas historias al encontrarlas e igual me enamoraron y contribuyeron en gran parte a mi amor por éste genero del arte.

Con la todavía reciente partida del maestro Robin Wood se nos fue una leyenda y corresponde celebrar y recordar su obra, por lo que aporto mi granito de arena. También se cumplen alrededor de 50 años de publicadas éstas historias – una fecha bastante redonda, por lo que tal vez el 2022 es mejor momento para el tema de lo que pensaba al arrancar a escribir.

Para el que no recuerda lo que hice en las 2 reseñas anteriores que publiqué hace once años, vengo dividiendo las historias de Nippur siguiendo las etapas que marca Ariel Avilez en su gran sitio Blancas Murallas – por lo que en éste caso le toca a la etapa 3.- 1972/1973: Flashbacks.

El período comprende unas 36 historias, publicadas en la revista D’Artagnan y en la historieta individual de Nippur de Lagash, ambas editadas por Columba, con guiones del gran Robin Wood y arte de Ricardo Villagrán (en Nippur) y Sergio Mulko (en las que salían en D’Artagnan). Todos son grandes en realidad, incluyendo a Enrique Villagrán que aporta arte para una historia bajo su seudónimo de Gómez Sierra. Lucho Olivera, otro grande y el co-creador de Nippur, apenas aporta arte en esa misma historia en esta etapa.

«Flashbacks» hace referencia a que justamente muchas historias son flashbacks, saltando a varios momentos de un Nippur más joven, de adolescente en un momento, o en algunas aventuras con Teseo, etc. No son todas así, ni siquiera la mayoría, probablemente lo sean más las del estilo clásico «El Errante», pero son las suficientes igual para distinguir en la categoría.

Algunas de las no-flashbacks son muy significativas de hecho, Wood nos presenta – en dos números casi consecutivos – dos nuevos personajes muy importantes para la vida de Nippur, Karien la Amazona y Hattusil el jorobado. Karien primero en “Karien en lo alto de las Montañas”, con arte de un Ricardo Villagrán en gran nivel, en donde Nippur primero la salva de unos bandidos y después las alerta y ayuda versus un ataque en mayor escala que lanzan contra sus amazonas. Como corresponde con la fama del pueblo Karien es bien guerrera y Nippur bien bruto en su trato con ella, pero bueno era otra época en Sumeria y terminan llevándose bastante bien. Se ha criticado a Wood desde la visión que transmitiría del trato y lugar de las mujeres, aduciendo que acá y en Nippur en general representa su visión en los 70s, y ésta crítica fue criticada a su vez por revisionismo. Me paro más del lado de verlo como revisionismo al ser la historia de las aventuras de un sumerio errante en la antiguedad, por más que sea una ficticia al meter al antiguo Egipto, Grecia, Hatti, Akkad, todo contemporaneo.

El número de “Hattusil” se destaca bastante en este conjunto de historias. Quien terminará siendo uno de sus mejores amigos no arranca tan bien con Nippur, al que intenta matar para cobrarse una muerte que aparentemente le correspondía y le había robado, la de Athon un par de números atrás (el que justamente empieza a asesinar a medio mundo por la «maldición de los dioses» de tener 2 hijos jorobados). Pelean, dando lugar a una linda secuencia de Villagrán, y terminan los dos muertos de cansancio, sin una herida, estando completamente igualados.

Nippur le dice a Hattusil que Athon no hubiera pasado del primer espadazo con el y termina con un “Te saludo, guerrero” que termina siendo determinante. En ese momento aparecen soldados de Luggal-Zagizi, que habían escuchado que Nippur estaba en las tierras de su peor enemigo y lo apresan sin resistencia, porque no podía ni levantar la espada.
Hattusil primero los deja llevárselo pero después decide ayudarlo y termina matando a casi todos los soldados, dejando vivo al capitán del grupo, el que le había tirado una moneda de oro y dicho jorobado cuando encontraron a Nippur. Lo deja vivo pero le hace tragar esa misma moneda y le pega una patada en el culo para volarlo de ahí, eso si. Nippur le pregunta porque lo ayudo y Hattusil le dice que fue porque la noche pasada había dormido bien, sin escuchar otras voces que la de Nippur diciendole “Te saludo, guerrero”, y quiso tener su amistad y no su muerte. El número está muy bien escrito por Wood, que esta vez economiza las palabras y todas suenan más justas. Deja también mucho espacio para que Villagrán se luzca y este no para de hacerlo, debe ser uno de sus mejores números.

Así se crea entonces la amistad entre los que serían (y ya son) por lejos dos de los mejores guerreros de la época, sumando a Hattusil de Hatti a Karien de las Amazonas, Teseo de Creta y Ur-El, aunque su pueblo ya había aparecido y guerreado con Nippur. Está claro que Hatti está igual de lejos de ser apropiado históricamente en los tiempos de Nippur, como lo es Teseo, todo Egipto, Sargón, etc, pero a quien le importa.

“En Muna” es otra de las historias destacadas del conjunto, un número distinto por la resolución que Nippur le da a un conflicto. Llega a un pueblo bastante próspero, que goza de buen clima y buenas cosechas, pero que tiene un problema. Resulta que hay 2 grandes comerciantes que dominan a todos los granjeros y a la gente del pueblo, obligando a la gente a que solo les venda sus cosechas a ellos, bajo sus términos. Cada uno de los 2 comerciantes tiene un grupo de gente armada que responde a ellos, pero cuidan bastante de no causar demasiado conflicto entre ellos para no romper la tregua que tienen, porque el balance les resulta cómodo.

Nippur se da cuenta de esto y sutilmente empieza a causar problemas entre los dos bandos y toda la situación va escalando hasta que los 2 grupos se enfrentan directamente. Los 2 líderes se dan cuenta de que no ganan nada enfrentándose y que de esa manera habría peligro para ellos y ahí frenan todo, pero la gente del pueblo, cansada, aprovecha la oportunidad para matar a los dos. Nippur termina el número bastante bien, invitado a quedarse por una piba que había salvado que le ofrece una pata de cordero asada, vino, y claramente algo más. Tremendos dibujos de Villagrán, también.

“La Ciudad” es otra destacada, tal vez un escaloncito abajo, pero otro buen número de Wood. Nippur, perdido en el desierto, se une a una caravana que pasaba. Acampan en ese mismo lugar y Nippur se entera que es por una ciudad muy cercana a ese lugar que estaba maldita, hace tiempo que estaba en ruinas y vacía. Nippur va a visitarla y termina teniendo un viaje psicodélico en donde se le reflejan sus anhelos, su nostalgia, sus muertos, de una manera bastante intensa.

También aparentemente conoce a la muerte misma, que se le presenta como una mujer de pelo negro igual que en Sandman, solo que ésta esta vestida de sumeria y tiene menos pinta de gótica. 

Al otro día despierta dormido enfrente de la ciudad, a la que recién ahora ve en ruinas, y se queda un rato sollozando arrodillado, claramente impresionado por la experiencia. Buen arte de Mulko, tiene otros más destacados en este grupo, pero cumple muy bien acá.

«Udur y su Hermano» también me gustó bastante – Hermanos reyes de Ur, uno un grandote boludon perfecto, hermoso, el otro flaco, escualido pero muy inteligente, verdadero rey en la sombra. Todo se viene en banda cuando aparece Padianna princesa de Hatti, la prometida nueva del Rey, que se enamora de Udur y no quiere a Murianim su prometido y desenmascara todo, epilogo juntos con hijos habiendo renunciado a sus titulos.

Me gusta como Wood da vuelta estereotipos como que el príncipe flaco y con pinta de villano que no iba a ser rey sino su hermano boludón en realidad sea un buen tipo que quiere lo mejor para el reino, no un conspirador que quiere asesinarlo para quedarse el poder o algo así. Lo mismo con el detalle del romance, con Padianna dandose cuenta de quien era Udur desde el primer momento y enamorandose de él, terminan bien, etc, es una historia rápida pero linda de Wood.

Hay algunas otras que me gustan de este grupo pero no las mencionaría entre las más destacadas, como «Ona la hermosa» – con Nippur en modo «celestino» ayudando al amor que en general Wood lo hace bastante simpático. Ésta no es de las mejores del tipo al ser demasiado predecible el final, incluyendo a Nippur haciéndose el viejo lobo del amor, pero igual está bastante bien. “Los Niños que cabalgan en las estrellas” es otra de las historias con tono un poco más light con Herakón el médico borracho cretense que Nippur reforma. Había perdido toda su familia y villa por la peste y de ahi se la pasaba borracho queriendo morir, pero al final Nippur hasta le cura el alcoholismo y lo deja con una nueva joven esposa. Éste aporta lo suyo persiguiendo a garrotazos al sacerdote que quería matar al pueblito de enfermos con una peste muy leve y curable, lo cual causa que los soldados que venían también para matar a la gente se partan de la risa y desistan del tema.

«Hazarham el de los pajaros» tiene uno de esos grandotes deformados en realidad de corazón gentil que le gustan a Wood, y es un personaje decente, aunque la historia es demasiado rápida y directa.

Hay varias más decentes o que zafan, ya para éste punto Wood parece poder escribir una historia de Nippur hasta dormido y no quiero decir con ésto que se sienta así a veces pero tal vez sí que ya encuentra más un par de «fórmulas» o motivos que le funcionan y se repite un poco.

Siempre tiene tiempo para ayudar a unos enamorados… y lo hace bastante seguido

Ninguna del grupo es realmente un desastre, no porque no se pueda criticar a una leyenda como Wood sino porque esa familiaridad que menciono del párrafo anterior también parece casi que no dejar a Wood escribir una historia de Nippur que sea directamente mala.

Paso entonces a pecar y criticar la leyenda destacando un par de detalles no para bien, como «Los fabulosos jinetes de la tormenta», en donde todo el conflicto del barco de los esclavos, Nippur esclavizado con un yugo, etc, se resuelve con éste cantando una antigua y sagrada canción sumeria a los dioses que básicamente los invoca y dirige la tormenta para destruir el barco y matar a todos menos él. Cada tanto aparecen elementos sobrenaturales en Nippur, pero en general cuando lo hacen a favor son más sutiles que éste deus ex machina, o sino son elementos antagonistas o relacionados al misterio del número, etc.

“Una Codicia Color de Escombro” es una historia que viene siendo nada especial pero zafable, hasta que Wood de repente hace que Nippur nos haga dudar seriamente de su fama de sabio en una secuencia en la que es más boludo imposible. Amuramin, un general conocido de él que demuestra no estar del todo del lado de los justos al reencontrarselo ejecutando granjeros que no pagaban impuesto en el medio de una sequía de una década de duración, lleva a Nippur con su Señor, el líder del lugar. Éste también era bastante pobre, pero Amuramin lo seguía por la hija hermosa, que es la que lleva a la secuencia que mencioné antes: 

Nippur, que nota a primera vista que son bastante pobres y muertos de hambre todos y había notado en la mirada de la hija del Señor desagradable que no tenía nada de inocencia, y ella después le menciona a su enemigo de Lugal Zaggizi y le pregunta si era verdad la recompensa en oro. Nippur le contesta, seguro! una cesta llena de oro por mi cabeza!!. «Ah que bueno, che veni a este cuarto que quiero mostrarte algo.». Nippur: «Ah si si seguro. Que?… No veo nada…» SOCK!, lo desmayan. No sólo eso, sino que al despertarse encadenado con Amuramin mirándolo desde afuera de su celda, todavía no entiende, y le pregunta a éste que era lo que estaban haciendo… después no te quiero ver haciéndote el banana del sabio de los caminos Nippur, era un poco obvio el asunto.

Más allá de esa secuencia, lo cierto es que una de las primeras cosas que viene a la cabeza leyendo estas historias es lo bien que se mantienen a pesar de sus 50 años. Ayuda claramente la ambientación en la antiguedad, también por el lenguaje en sí al tener que ser una prosa neutra, de estilo clásico.

Con respecto del arte, con el lanzamiento de la historieta dedicada a Nippur, Ricardo Villagrán sube un par de niveles en calidad y aprovecha todo lo que puede el espacio extra del que dispone, pero Sergio Mulko también lo hace en menos páginas y tiene varios de los números más destacados que le ví hasta ahora, como en “El Enemigo de los Dioses” o “La Lluvia sobre una Espada”.

Wood a su vez, para este punto ya venía completamente consolidado y cómodo con Nippur, lo que le permite pasar a contar varias de sus historias más recordadas y siempre deja queriendo más. Por suerte en este caso todavía quedan varias décadas de historias para que pueda releer y cubrir, aunque espero que ésta vez me acuerde antes de que me pase otra década a mí. 

Rating: ★★★★☆

Segui Leyendo...