[2006-2007] Batman and Son – Grant Morrison Parte 1

 

Batman #655, de Septiembre del 2006, marca el inicio de Grant Morrison y su Batman. Morrison va a modelar su universo a lo largo de varios años muy movidos, en los que pasan varias cosas, por lo que voy a ir reseñándolo de a poco, partido por historias, arcos argumentales, o siguiendo los tps que compro.

Después de festejar hoy el día del padre comiendo bastante y tomando con más moderación, me parece bastante apropiado empezar por el primer TP de la serie, Batman and Son, que comprende los números #655-658 y #663-666 de la serie regular de Batman, Septiembre-Diciembre 2006 y Abril-Julio 2007 respectivamente. Batman and Son es el nombre de la primera historia, desarrollada entre el #655 y 658.

Morrison arranca aparentemente con todo, en las primeras hojas aparece el Joker, que primero aparentemente mata a Batman, para después aparentemente morir a manos de un Batman que le dispara. El Batman que protagoniza todo eso resulta ser en realidad un ex policía con poca imaginación como para crearse su propia identidad para luchar contra el crimen y el Joker termina vivo pero encerrado. Con eso se completa un blitz productivo de Batman, que logra encerrar a toda su galería de villanos por primera vez en mucho tiempo (si es que no es la primera vez, no soy un historiador de Batman ni me sé toda su trivia).

Dejándole los crímenes comunes al GCPD, ¿Que hace Batman entonces con un poco de tiempo libre?. Después de charlar un poco con Alfred y con Tim (Drake, en su etapa de Red Robin con uno de sus trajes más decentes), decide tomarse unos días y se va a un evento de caridad para Africa en Londres. No tiene mucho tiempo tranquilo que se cruza con Kirk Langstrom, Man-Bat, en forma humana pero con pinta de apurado y un poco sospechoso. Va al evento igual, pero queda claro que no va a poder distenderse con el cliffhanger del final del número, que tiene a un nene que señala a un Bruce Wayne vigilado por cámaras como su papá, mientras le habla a su mamá, que resulta ser Talia con un ejército de Man-Bats atrás.

Morrison arranca definitivamente con todo entonces, amagando al principio con el Joker pero haciéndolo en forma diferente al final, con la aparición de su hijo con Talia, criado por ésta, además del detalle de los Man-Bats bajo su comando.

Así es como Morrison mete en continuidad al hijo que tiene con Talia en Son of the Demon, el Elseworld de 1987 escrito por Mike Barr, dejando en claro desde el primer cliffhanger que quiere dejar su marca.

Batman va al evento de caridad y se hace un poco el banana para comportarse acorde a la imagen social de Bruce Wayne, y todo viene bien hasta que una brigada de Man-Bats ninjas rompen el techo y empiezan a armar quilombo. Bruce se pone el traje de Batman, que seguramente dejó en el guardarropas, en el tiempo que yo tardo en ir hasta la heladera y empieza a bajar ninjaman-bats. Por ende Batman, de Gotham City, aparece en el mismo evento en Londres que Bruce Wayne, de Gotham City, un par de segundos después de que aparezca una amenaza, lo cual no es muy sutil, pero bueno, la presencia de mutantes humano-murciélagos con katanas y pinta de tener ganas de romper todo y probablemente matar a varios resulta una buena justificación para que ignore esto.

Se la banca bastante contra una treintena de Man-Bats ninja, incapacitando a la mayoría pero no pudiendo contra todos, por lo que lo desmayan y se lo llevan a Talia, que está claramente disfrutando mucho todo el tema de aparecérsele al Bruce con un pibe. Batman tiene una cara de sorpresa bastante grande, como es lógico, pero ni se anima a amagar un pedido de ADN al recordar la noche que pasaron juntos en el desierto, en donde no había ninguna estación de servicio cerca que te salve. Talia le presenta a su hijo y le comenta que fue entrenado por la Liga de Asesinos pero que se le estaba descontrolando un poco, le faltaba disciplina y un gran hombre que lo guié. El hecho de que su papá sea Batman y que encima ni estaba enterado de su existencia hasta ese momento, y que su mamá esté más ocupada armando planes terroristas para exterminar a la humanidad que criándolo y dándole cariño, seguramente tenga algo que ver en el hecho de que el pibe sea un desastre, pero entrenado como asesino.

Morrison así se aprovecha de un encuadre digno de una sitcom, o una comedia romántica/dramática, con el padre duro y casado con su trabajo que de repente tiene que cuidar a un nene bastante malcriado por una madre que no supo que hacer con él y lo ignoró bastante. Con la diferencia de que en este caso los protagonistas son Batman, el caballero oscuro, Talia, la hija de Ra’s al Ghul, y su hijo Damian, el asesino de 10-12 años (no dicen la edad al menos acá, eso es lo que parece).

Batman, siendo el tipo normal y centrado que es, lo lleva primero que nada a la baticueva y le dice «Esta es mi cueva. Esta va a ser tu casa ahora», mostrándole el T-Rex, la moneda gigante de Lincoln, y la carta gigante del Joker antes que la casa, o su nuevo cuarto. Damian igual va de la mano con su padre y ésto era lo que esperaba seguramente, riéndose primero de la idea de combatir el crimen, preguntándole a su padre cómo es que solucionó el problema del gas metano como subproducto de la caca de murciélago, para después finalmente ir a su cuarto y putear porque le pusieron un LCD de 45 pulgadas, lo que parece ser alguna consola de juegos y una cama bastante respetable en un lindo cuarto, entre otras cosas, pero no le quieren dar una laptop ni dejarle tener su espada.

A Damian no le gusta el pollo con papa

En esta le tengo que dar la razón al pibe igual, si le dan una tele enorme y una consola con varios juegos, no tiene mucho sentido que no le den una laptop, pero bueno, lo de la espada ya es mas discutible. Batman le dice que tendrá las dos cosas cuando decida que es seguro porque no lo conoce, empezando a aplicarle un poco de disciplina al pendejo irreverente y puteador (Alfred es el primero en recibir una puteada directa, lo cual no afecta a su parsimonia habitual). Batman le sugiere que coma, pero Damian se indigna con la comida que le sirven y tira el plato contra la pared, una reacción un poco exagerada para con un pollo con papas calentito, una buena elección, poco arriesgada, para darle a alguien del que no se tiene idea de los gustos. Parece que no le gusta el pollo. Esto ya hace que Batman, que hasta ese momento venía sorpresivamente tranquilo y controlado, respondiendo pacientemente a los desplantes y berrinches del nuevo integrante de la familia, explote irremediablemente y le aclare que su furia rebelde juvenil es inaceptable para un estudiante de artes marciales y fruto del miedo, que ya va a tener oportunidades para probarse con él, pero que mientras tanto tenga a la paciencia como una virtud. Todo esto gritando y desencajándose un poco, pero bueno es entendible para alguien que no tiene mucha experiencia en esto de ser padre, y además, el pendejo es imbancable.

Tim Drake, Robin, tiene la chance de conocer al pequeño demonio bastante rápido, estando en la cueva cuando Batman lo lleva por primera vez, y así tiene la chance de experimentar su personalidad mágnetica, por lo cual, también muy rápido le comunica a Batman que todo este tema no le gustaba nada, y menos el petiso, el cual podía merecer algo de amor y cariño como decía Batman, pero que se lo tenía que ganar como hacían todos. Quedaba claro ya para este punto que a Damian no lo quería nadie, pero Batman intenta ponerle onda.

Es esperable que un pibe que creció con una madre ausente y criado por asesinos tenga dificultades para relacionarse socialmente y que además se maneje con unos códigos y escalas de valores diferentes a los de Batman, lo cual queda claro desde el principio, ya que Damian toma el comentario de «tener oportunidades para probarse» de Batman como un desafío y se escapa de la baticueva para matar al villano de Batman que estaban cazando en ese momento, el Spook. Lo encuentra, y sin que nadie lo vea ni descubra después, le corta la cabeza a este villano de la Silver Age rescatado del olvido por Morrison para ser asesinado. El Spook se merecía un mejor final. O no, juzgando por las pocas participaciones que tiene.

Damian, contento con su cabeza, se dispone a esperar a Batman y mostrarle su logro, feliz como un nene con un buen boletín para mostrarle a su papá, pero el que primero se lo cruza es Tim. Cae con buena onda y le ofrece practicar un poco, pero se entera rápido de todo el tema de la cabeza porque Damian se lo dice, mientras de paso aprovecha para ningunearlo por no ser hijo verdadero de Batman y ser adoptado. Tim intenta razonar pero queda claro que el petiso tiene otra intención y pelean brevemente. Tim le da la mano y lo ayuda a subirse del T-Rex cuando estaba por caerse en la boca que se iba a cerrar. No lo explican, pero probablemente sea por un sensor de proximidad y un mecanismo que lo haga cerrar la boca con fuerza cuando detecta algo, para que pueda servir ocasionalmente en alguna situacion defendiendo la baticueva. Es Batman, no sorprendería. Volviendo al tema, Damian se toma con caballerosidad que Tim lo ayude a subir a la cabeza del T-Rex, en claro gesto de paz, y le pide disculpas por ningunearlo. O en realidad, aprovecha la situación para pegarle una piña traicionera y tirarlo del T-Rex en caida libre de varios metros al piso, lo cual deja a Tim lleno de sangre e incapacitado en el piso.

En el escape de la baticueva ya había demostrado ser bastante hábil y no demasiado escrupuloso al primero robarle una llave a Alfred, el cual termina algo cortado y sangrando después de un intercambio que no se ve (nada grave, sale caminando después) y después imitar la voz de Tim a la perfección para que el software de reconocimiento de voz lo deje pasar. Talentos o no, a Batman lógicamente no le hace nada de gracia encontrarselo afuera de la baticueva y mansión, anunciando contento que era el nuevo Robin. Menos gracia le hace encontrarse a Tim sangrando en el piso de la baticueva y después tener que soltar a un Alfred encerrado, por lo que, mientras Alfred se pone a curar a Tim, Batman tiene que tomar su primera gran decisión como padre y decidir como castigar o corregir el comportamiento de Damian. ¿Que hace entonces? Decide enfocarse en el trabajo y en frenar el plan de Talia mientras le dice al pasar que su comportamiento es inaceptable y que no puede confiar en él, mostrando que tiene bastante que perfeccionar en todo el tema manejar la paternidad. En vez de encerrarlo, decide llevarlo con él a Gibraltar, donde Talia quería hacerse con una base militar y un territorio estratégico, pero en este caso no puedo criticar la decisión de Batman, que seguramente lo llevaba con la esperanza de volverselo a encajar a Talia.

El plan principal de Talia, más allá del secundario de Gibraltar, es en realidad seguir la tradición de su viejo y ofrecerle a Batman trabajar juntos, aunque en este caso haciendo la concesión de que sea para luchar para erradicar el crimen, en contraste con el plan de su viejo de aniquilar a la mayor parte de la población mundial para arrancar de nuevo a su imagen. Seguramente la idea tenía otras ventajas, pero Batman no agarra viaje, probablemente influenciado por el detalle de que Talia también quería que su hijo sea el dueño del mundo y por el hecho de que no podía confiar en sus métodos anticonceptivos. A Talia no le gusta la negativa, pero medio como que se la esperaba, así que le avisa que todo el tema no estaba terminado, y le dice a Damian que tiene que elegir con quién quiere quedarse. Damian tiene su segunda reacción normal de un nene y se queja de tener que elegir porque prefiere quedarse con los dos (siendo la primera su sonrisa cuando se entera que Batman tiene un cohete mientras lo lleva en él). Sea como sea, no hay más tiempo y un par de torpedos destruyen donde estaban y Talia escapa con Damian, mientras Batman se queda sólo, ileso físicamente pero seguramente no tanto emocionalmente, aunque probablemente esté algo contento por sacarse de encima al pibe, aunque no se lo admita a si mismo.

Sutil

Pasando un poco al arte, Batman #655 tiene como artista a Andy Kubert haciendo lápices y tintas, empezando la etapa de Morrison bien arriba con un Kubert en gran nivel. Andy Kubert, con tintas de Jesse Delperdang, se encarga del arte del resto de los números del arco excepto por el #663 (el que tiene todo el texto en prosa), que tiene arte de John Van Fleet. El arte de Kubert y Delperdang va decayendo un poco conforme pasan los números, probablemente porque Kubert sufre un poco los deadlines y tiene que sacrificar calidad, más que por culpa del entintador. Esto se debe haber hecho evidente para el editor, o bien hubo algún accidente, porque al final del #658 se anuncia para el número siguiente la historia con arte de Van Fleet, pero ésta termina publicándose recién en el #663, después de un arco de relleno por Ostrander y Mandrake (que en otra época tranquilamente hubiera sido publicado en Legends of the Dark Knight, y tal vez de hecho venía cajoneado desde ahí). Kubert, seguramente agradeciendo el tiempo, vuelve en gran nivel en el #664, y sigue así.

Siempre me gustó mucho más el arte de su hermano Adam Kubert, pero tengo que reconocer que cuando está en su mejor nivel, con un entintador con pilas, Andy Kubert también se manda arte muy destacable.

Las portadas de estos números son todas por Andy Kubert (aunque con algo de asistencia en un par, por su viejo Joe Kubert en una y de W. Moose Baumann en dos), que se manda un par de lindas portadas y otras bastante default. La que más me gusta es la del #666, con un Batman con un estilo muy Eduardo Barreto y una Gotham en llamas alrededor, esto con la particularidad de que el crédito de la tapa dice «Andy Kubert after Grant Morrison», por lo que este segundo debe haber bocetado la idea de la portada.

Batman and Son se lee en general muy rápido por el estilo dinámico que Morrison usa acá, que va de una escena a la otra en forma bien directa y mantiene la tensión siempre, por más que sea en una escena de Damian en su nuevo cuarto en la Mansión Wayne. Al final deja la impresión de que Morrison quiere patear el tablero y meterse en el universo Batman con todo, y no solamente jugar un rato con los personajes e irse, por lo que el arco argumental termina con final abierto y bastante expectativa por lo que venga. Puede ser que al final Morrison haya cerrado la historia en forma un poco apresurada en contraste con como la había empezado a desarrollar, pero resulta bien.

Morrison empieza a mostrar algo que es común en él, que es la influencia que tiene su amor por la Silver Age de los Comics y varias cosas de esos comics de los 60s, 70s, y esto se empieza a traducir en detalles como el villano Spook, aparecido por primera vez en 1973, y tal vez también en el personaje de Damian en sí, un verdadero hijo de Batman de pura cepa, como no aparecía desde esos viejos comics ridículos con el Bat-Baby. Se pueden ver similitudes entre Damian y Jason Todd, el segundo Robin recientemente resucitado como Red Hood, que en su momento también fuera rebelde y descontrolado, aunque no al nivel de Damian, con su cortada de cabeza, Fuck You a Alfred y plato de pollo volador a la pared.

La historia engancha y predispone bien a las historias siguientes. Se siente como un inicio, que es justamente lo que es, pero como uno de algo bueno, que no siempre es el caso. Puede que yo ya esté de por si bien predispuesto para con una historia cuando se que está escrita por Grant Morrison, uno de los escritores de comics que más he disfrutado, pero sé que no caga oro y tal vez porque me han gustado tanto obras suyas, que miro lo que haga en forma más crítica, esperando más. Acá no decepciona, Batman and Son, si bien por si sola no es impresionante y memorable, es una historia que se siente fresca y diferente, el principio de algo interesante.

Como mencioné antes, a esto sigue una suerte de interludio con arte de John Van Fleet, y la particularidad de que Morrison escribe el número enteramente en prosa, por lo que queda como un cuento ilustrado clásico. Claro que de Batman y el Joker en este caso. Por como termina resultando ejecutado, la mayor parte del tiempo, los dibujos terminan distrayendo más que enriqueciendo a la historia, en parte porque de a momentos hay demasiado arte, en cuanto a querer mostrar más de una escena a la vez, pero tampoco el suficiente para ilustrar todo lo que va pasando en el texto, por lo que confunde levemente y va en detrimento para con una lectura más fluida. Más allá de este número, igual ya de por si no me termina de convencer el recurso adentro de un comic, le falta justamente el arte secuencial de una historieta y se queda a mitad de camino. No me molesta para nada que Morrison experimente un poco igual y el número se deja leer y tiene frases y escenas interesantes, pero tampoco es de sus experimentos más logrados. El arte de Van Fleet tiene buenos momentos, y está hecho con dedicación y en general buenas elecciones de colores, aunque algunas de las texturas que usa a veces en objetos y fondos resultan muy noventosas. El arte está hecho a propósito con un estilo completamente computerizado, viéndose como un videojuego con buenos gráficos, pero a mi no me gusta demasiado. Van Fleet es un tremendo artista y me encanta su estilo en general, pero porque es distinto a lo que intenta acá, claramente experimentando un poco junto con Morrison.

En el #664, Batman se enfrenta a una versión de si mismo  mezclada con Bane, con «homenaje» a cuando este le rompe la espalda en Knightfall incluido. En el #666 aparece el tercer fantasma de Batman, un Batman que hizo un trato con el diablo y se considera el Anti-Cristo venido a la Tierra para destruir a Gotham y traer el reino del infierno. Batman va notando que todo este tema de los 3 Batmans no es casual, y lo relaciona con el Black Casebook, el cual dentro de la historia vendría a ser como el archivo de todo lo raro, donde iban a parar todos los casos y cosas raras que se encontraba. Hago la distinción porque fuera del comic en sí, The Black Casebook es el nombre de la recopilación hecha a propósito como introducción no obligatoria a la etapa de Morrison, que tiene la mayoría de las historias de la Silver Age que inspiraron elementos e historias de esta etapa. Morrison siendo meta no sorprende a nadie ya para este punto, pero no por eso molesta el guiño.

En estos números se profundiza un poco más en la naciente relación entre Bruce y Jezebel Jet, quien apareciera por primera vez en el evento de caridad en Africa (es la misma de la viñeta del WOW reproducida más arriba) y la cual tarda solamente un par de números y citas esquiando o paseando por Venecia en romperle la boca a Bruce. Siempre es bueno ver a Batman tener un poco de relajación en el medio de sus encuentros con tanto villano delirante o psicótico y por su soledad y parquedad habitual, aunque en este caso ya empiezo a desconfiar. No por algo en particular de sus apariciones en este número, pero un nombre demoníaco como Jezebel dudo que signifique algo bueno, más teniendo a Morrison atrás, que no va a dejar al azar un detalle como el nombre.

Otro detalle al pasar es el nuevo uso del poema «The Second Coming» de Yeats, que apareciere en Invisibles y ahora de nuevo acá, con sus versos más famosos (Things fall apart, the centre cannot hold; mere anarchy is loosed upon the world…) en boca de Batman y la Comisionada Gordon, que le completa un par de versos. A su favor, es un gran poema, a mi me encanta a pesar de que en general no me aguanto mucho la poesía, por lo que esto no constituye una queja tampoco.

Los tres fantasmas vienen a representar también a los clásicos 3 fantasmas de Navidad del pasado, presente y futuro, los de Ebenezer Scrooge (y que Batman mismo se encuentra en la historia XXX de Jeph Loeb). El del «pasado» es el primero que aparece y le dispara al Joker, aunque las comillas en pasado van porque es la conexión más lejana, ya que más allá de que solamente en el pasado se pueden encontrar historias de Batman disparando una pistola, el hecho en sí no es algo crucial en la historia. El del presente viene a ser el Batman-Bane gigante, el cual se encuentra mientras investiga el tema, con la historia dedicada a eso, mientras que los Batman-Damian y Batman-Tim son ambos de un futuro sin  Bruce. No me convence del todo igual el paralelismo, más allá de que pueda ser un poco dudoso, no es algo demasiado relevante al menos en primera vista, no le causa demasiado a Batman a nivel emocional o le resulta significativo, y tampoco hay indicación de que haya experimentado/visto el futuro alternativo que se muestra. Siendo Morrison, no me parece que sea algo descolgado al dedicarle varios números de los primeros de su etapa, por lo que seguramente si hay cosas significativas en todo esto, pero en este punto yo no las puedo ver.

Es ajustado a su vez que la historia del Batman que vendió su alma al demonio aparezca en el número #666, era esperable que haya algo alusivo dada la significancia del número dentro de la tradición católica-occidental. El protagonista del número es Batman, pero el traje lo lleva Damian Wayne, en un futuro bastante disutópico en el cual Batman fue asesinado (y aparentemente también Tim, Dick, Alfred, etc) y Damian toma el manto. Más cercano a Azrael que a su padre biológico, los métodos del nuevo Batman no se llevan muy bien con Barbara «Oracle» Gordon, que es la nueva comisionada de policía y no le perdona a Damian el aparentemente haber sido responsable de la muerte del Batman original.

Damian se encuentra bastante rápido con el tercer Batman apócrifo, el mismo que en su momento se enfrentó con el original y que se encuentra convencido de que es el Anti-Cristo que viene a traer el Infierno en la Tierra, un reino de violaciones, asesinatos y locura eternos. Damian le recuerda oportunamente que si bien éste podrá ser el Anti-Cristo y llamar a Satán su padre, él había hecho un trato y vendido su alma al mismo diablo a cambio de salvar Gotham, por lo que lo despacha sin demasiada ceremonia, quebrándole el cuello al Bat-Devil mientras se lamenta sin sonar muy creíble por volver a decepcionar a su muerto padre al que le había prometido que no iba a matar. Lo mejor del número resulta el traje de Damian Batman y Alfred devenido en un gato negro que es la mascota de Damian.

No sé hasta que punto esto fue significativo para la historia o cómo o si es que Bruce tiene consciencia de algo de este futuro alternativo, cosa que me enteraré mientras siga leyendo la etapa seguramente, en cuyo caso editaré esta oración.

Termina así el primer tomo recopilatorio del inicio de la etapa de Morrison en Batman, aunque no tan arriba como empezó. Entusiasma, interesa, dan ganas de leer más. Todo se siente como un preludio para una gran etapa de Batman, y empieza con buenas historias, la presencia de Damian que evidencia que puede pasar cualquier cosa, lo cual le suma tensión. Esta bien que a Morrison claramente le dieron bastante libertad para que sacuda el status quo de Batman y se pueda meter en cosas más profundas del personaje, a diferencia de varios escritores con pasos más fugaces o no que tuvieron que limitarse a jugar con lo existente o bien se encontraron con más trabas editoriales para llevar a cabo cambios. Seguramente a Morrison le frenaron varias cosas y es por eso que todo no resultó más bizarro, pero ya se va notando que tiene bastante vía libre, lo cual también suma.

Batman and Son me gusta más que el experimento del interludio y las historias posteriores sobre los 3 fantasmas de Batman, aunque igual hay cosas interesantes en estos, además del repunte del arte de Andy Kubert, que levanta el nivel. Me parece que es una compra muy recomendable para cualquiera que ande buscando buenas historias de Batman, aunque hay que estar preparado para comprar varios tomos más además de éste inicial, por si solo no es tampoco nada tremendamente memorable.

Rating: ★★★½☆

 

 

Segui Leyendo...