Crossed – Family Values es la secuela de la miniserie original de Crossed por Garth Ennis, en este caso una miniserie de 7 números que sale entre Abril 2010 y Enero del 2011 (fechas de tapa). En este caso escribe David Lapham, con lápices de Javier Barreno.
Lapham es el mismo que escribe la 3era miniserie de Crossed, Psychopath, que fue casualmente la primera que leí del universo.
En Family Values, Lapham hace su primera contribución al mundo de Crossed contando la historia de un grupo de supervivientes bastante particular, una familia de rancheros al estilo estereotipado tradicional yanki, Los Pratt, bien numerosos con once hermanos en total y completando el retrato familiar con un padre pedófilo y abusador y una madre exageradamente negadora y pasiva.
Está claro que el título de la miniserie esta estrechamente relacionado con la hipocresía que acompaña a varias familias que siguen este estereotipo y la temática de «los hombres son los verdaderos monstruos», o al menos al mismo nivel que los Crossed, y que no necesitaban de su existencia para que se den constantemente cosas horrendas. Lapham no es muy sutil con esto realmente, y no busca serlo tampoco por lo que no es una crítica en si, pero con como lo maneja termina resultando menos interesante que la exploración de lo que le queda y puede quedar de humanidad a una persona en un mundo así que hace Ennis en la primera miniserie.
Lapham no arranca mal desde lo que muestra del personaje principal, Addy, 18 años recién cumplidos y la más rebelde del clan Pratt, lo cual se gana varias piñas y cinturonazos por parte del padre cuando ésta le reclama que deje de violarse a su hermana de 16 años. Para el final del primer número todo cambia muy rápido cuando aparecen los Crossed y papá Joseph muestra sus cosas buenas en cuanto a capacidad de supervivencia y logra que escapen y sobrevivan 9 de 13 Pratts, y podría haber sido interesante una exploración de ésta reacción y las cosas que vayan pasando.
El podría es porque justamente no termina siendo así y Lapham extrañamente resuelve todo con el viejo para el tercer número. Esta bien, en la misma escena crea a la antagonista del resto de la miniserie, que es la vieja convertida en Crossed, pero es raro como vira la historia cuando quedan todavía cuatro números.
No digo tampoco que hubiera preferido alargar la historia de la pedofilia y abusos del padre, pero al tener 7 números la miniserie y terminar con eso tan rápido necesariamente había que seguir con otra cosa y Lapham no logra crear personajes con demasiada identidad o que generen empatía más allá de Addy. Tampoco ella es desarrollada demasiado y en eso la línea de tiempo y los saltos no ayudan mucho, lo mismo con el resto de los personajes, entre la cantidad de hermanos que eran ya de por sí, más la gente extra que se suma, las muertes y el exagerado número de embarazos y partos.
La línea de tiempo es una de las cosas que no le juega a favor, moviendo el tiempo demasiado rápido o demasiado lento y que no pase nada. En el 1er número cae el rancho Pratt y escapan, pero para el 2do número ya arman tremendo refugio en el valle de Montana, escondido entre montañas y lejos de centros urbanos, el cual cae para el 3ero y después hasta el final todavía no se establecen definitivamente en ningún lado y dan vueltas y vueltas.
Lo que se le suma a esto son algunos momentos más genéricos de Crossed, en donde Lapham no logra sacarle todo lo que espera al shock de la madre persiguiendo a los Pratts hasta lograr matar y violar a varios y que la maten al final, después de una persecución que emula al grupo de Horsedick de Ennis.
No es muy logrado tampoco como momento emocional el final en donde Addy, que es una de las 3 Pratts que quedan, encuentra a 3 de sus caballos que vuelven. Los Pratts criaban caballos y tenían una conexión especial con ellos y no faltó la escena en donde otros humanos los atacan para robarles y matan a varios, por lo que pretende ser algo significativo. El tema es que a nadie le importan los caballos, sino que termine una miniserie bastante olvidable.
Lapham agarra la premisa de Ennis y la aprovecha, junto con los límites ya de por si relajados de Avatar Press, para buscar empujar lo escandalizador, pero no resulta demasiado inventivo ni original en lo que termina contando. El hombre es el verdadero monstruo y este padre de rancho de caballos con 11 hijos es un pedófilo que cree que es un profeta de Dios, que al menos no termina nada bien, pero después de eso uno ya queda bastante desensibilizado para todo lo que haga la madre Crossed.
Por otro lado, y en este caso no me parece que venga de Lapham, ni tampoco en última instancia de Barreno tal vez, pero no me parece que sea necesario dibujar en forma tan caliente la violación y transformación Crossed de la hermana Pratt de 16 años o de las violaciones de aparentes modelos pornos en la iglesia mormona de Salt Lake City. Esta bien que sea una línea bastante fina la que se está caminando con esto y ni siquiera me quejo con la transformación Crossed de la madre, no hay dudas de que todo esto es torture-porn ya de por si, pero hay que fijarse con que se quiere calentar. Ni que hablar de tener más clase ya de por si, que es justamente la que tiene Ennis y es el que crea a los Crossed.
Más allá de las obvias similitudes, los crossed no son zombies, el potencial que tienen para el horror en el significado completo de la palabra es mucho más grande, casi al mismo nivel del potencial opuesto que tendrían para cualquier otro medio como el cine o la televisón. Las depravidades y horrores a los que pueden llegar serían invariablemente censurados a más no poder, pero esto justamente termina siendo peligroso como recurso al invitar a quedarse en eso y en pensar solamente en más maneras de generar rechazo, repulsión, horror, etc, al punto de terminar inoculando.
Se puede disfrutar cualquier cosa no, y por ende ambos vehículos van a tener sus seguidores, pero en el segundo caso se convierte más que nada en una serie de viñetas de torture porn que busca superarse a si misma cada vez con más shock y escalando el tema, y a mi me termina resultando aburrido.
Si se pierde lo primero, que es justamente verlo a partir de alguien que importe, ya sea porque busca sobrevivir con algo de humanidad y decencia en un mundo así, o porque es otro tipo de protagonista pero interesante y desarrollado, que es lo que enmarca y genera que el horror afecte, pasa a ser solamente gore por el gore mismo, y no es lo mío.
Es cierto que Lapham termina más en esto en su siguiente miniserie Psychopath, pero en Family Values ya va para ese lado y no logra tampoco hacer mucho con los personajes que nos tienen que importar.
No recomiendo mucho esta miniserie, está claro para este punto, aunque tenga alguna buena imagen de Barreno y algunas muy buenas portadas emulando pinturas clásicas de Norman Rockwell y otros.
Rating: