Siguiendo con las reseñas de las etapas de Flash post-Crisis, llego entonces a la famosa etapa de Mark Waid.
El título dice 92′ a 97′ y 98′ a 2000 y no [1992-2000] porque Waid se toma un break de un año a dos tercios de avanzada su etapa, por lo que voy a tener que escribir algo de lo que entrega en su ausencia el en ese entonces todavía dúo de Grant Morrison – Mark Millar.
Volviendo, el mes es mas o menos Mayo, el año 1992 y Mark Waid arranca su etapa de Flash con todo ya desde su primera saga, Flash Year One: Born to Run.
Hay que ser justo y notar también que Loebs le deja las cosas bastante mejor preparadas como para empezar una nueva etapa que como las recibió él, que tuvo que terminar una saga que no había empezado, la de Vandal Savage y Velocity-9 que había arrancado Mike Baron.
Waid prueba ser bastante organizadito en su enfoque y decide que lo primero que tiene que hacer es re-contar el origen de Wally y sus poderes, algo que se había dado por sentado en su nueva serie regular Post-Crisis con un Wally de 20 años.
Hoy en día el público en general está bastante cansado de tener que pasar siempre por una historia de origen en cualquier presentación de un personaje en el medio que sea, pero Flash tiene la ventaja de que al menos no es el de los más contados y re-contados.
Es cierto que la nueva serie lo hizo bastante famoso de nuevo, por lo que espero que lo pasen rápido cuando salga la película, pero nadie se había tomado el tiempo de hacerlo con Wally en esta nueva serie regular que ya iba más de 60 números.
Si bien es casi idéntico al origen de Barry, ya que a los dos les pega un rayo que interactúa con varios químicos que les caen encima, el caso de Wally es distinto porque él es el Ultimate Fan Boy, un nene fanático de Flash que de repente obtiene los mismos poderes que su ídolo y que pasa a pelear contra el crimen junto a él, viviendo el sueño de un gran número de los fans de carne y hueso.
Pero aunque no me parezca mala la elección de Waid de arrancar volviendo al principio, Born to Run no me parece uno de los highlights de la etapa. Más allá de que en lo particular ya conocía la mayor parte de los detalles, no me entretiene mucho la forma de contarlo por un Waid todavía acomodándose al personaje y haciéndolo a partir de una versión de Wally nene que no se había visto antes y que no se identifica lo suficiente con el adulto que conocemos para conectarlos emocionalmente.
Está bueno ver a Iris y Barry como Flash en su mejor momento, pero a su vez eso sumado al Wally nene y el tono distinto del estilo de Waid, hacen que se sienta un poco demasiado diferente de todo lo anterior que vino en la serie hasta ahora.
Me gusta el detalle de que Waid toma la teoría que había sonado al pasar en la etapa de Loebs de que tal vez no había sido tan casual que justo Wally se enfrente a las mismas circunstancias que las que le dieron sus poderes a Barry, y más adelante va a volver sobre esto con el que es uno de sus grandes aportes al mito de Flash (la Speed Force, pero falta todavía).
A Born to Run le siguen algunas historias más estándar superheroicas, con Waid todavía acomodándose en el tono que quiere para sus aventuras de Wally adulto, y algunas elecciones funcionan mejor que otras.
No entiendo mucho que su primera elección para el número justo después de su saga debut con todo, sea un team-up con un Aquaman controlado mentalmente por un villano desconocido como la Marine Marauder. Esta bueno el detalle de que como su poder es controlar a la vida marina haya encontrado por sorpresa que eso incluía a Aquaman, pero el potencial que podía tener la idea no está muy aprovechado.
A esto le sigue una historia con Kadabra, quien va a ser el villano más recurrente de la etapa, y que tiene un giro interesante. Flash vuelve con él al Siglo 64 por accidente cuando lo viene a buscar la policía del futuro, y se encuentra con una sociedad completamente totalitaria en donde no hay libertades personales ni individualidad.
Kadabra en ese futuro es entonces una suerte de Che Guevara que inspiró a las masas con su rebeldía, y con lo que uno ve de la sociedad del futuro es difícil no ponerse de su lado, dilema que Flash enfrenta por un momento (Waid no explora del todo este punto de vista interesante).
Kadabra empieza a agitar a sus seguidores y a asentarse como el líder de la revolución, lo que tampoco le gusta tanto a Flash y hace que vuelvan al presente.
Wally lo había salvado de la ejecución en el futuro, pero a su vez no le permite ser el líder de la revolución y de la nueva sociedad que logren crear, por lo que al volver Kadabra lo odia todavía más que antes y es claro que Waid lo deja listo para un nuevo enfrentamiento, aunque no me imaginaba que vaya a volver a aparecer tantas veces.
Es bastante entendible igual la calentura de Kadabra, siendo que Wally le roba la chance de moldear el mundo como quisiera sin oposición y lo vuelve a dejar varado en el S20 que tanto desprecia, por lo que el odio común de un supervillano para con su némesis se ve incrementado bastante.
#69 y #70 están dedicados a un team up con Green Lantern un poco más elaborado que el anterior con Aquaman y también con mejores villanos, Grodd del lado de Flash y GL aportando a Hector Hammond.
La historia tiene a Grodd tomando Gorilla City, Hal Jordan convirtiéndose en un neanderthal con anillo, Flash cabezón y Rex The Wonder Dog volviendo una vez más a buscar a Grodd pero sumando a su jefe el Detective Chimp (que abandona las oficinas con chimpances escribiendo a maquina que tienen).
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Los elementos son varios y variados, le dedican 4 números entre las dos series, pero no termina resultando en la gran cosa a pesar de los homenajes expresos a la Silver Age (con agradecimientos a John Broome).
Quedan un par de números de relleno más antes de la siguiente gran saga:
A Wally lo aprietan para que empiece a definirse un poco en su relación con Linda y finalmente se dan un beso (después de que amenace con mudarse a la ciudad de Hawkman por un laburo y que llegue hasta a tomarse el tren),
Pelea con Dr. Alchemy (de nuevo en poco tiempo siendo que hace no mucho lo había enfrentado con Loebs, por lo que es raro que tarde en reconocerlo)
y Jay Garrick – Flash 1, vuelve de su exilio y «muerte» en el Ragnarok de la JSA a tiempo para Navidad.
No es el único que no quiere perderse la cena se ve, y el número termina con otro Flash que aparece sorpresivamente (un poco más en este caso): Barry Allen.
Es tiempo entonces de «The Return of Barry Allen», una de las historias más recordadas de la etapa hasta hoy, y es fácil ver por que.
A pesar de ser el 2do Flash y no el primero, Barry Allen siempre fue el más famoso y poderoso, y su muerte gloriosa no había evitado que miles de fans periódicamente reclamaran su vuelta. Los interminables pedidos que recibió Waid al agarrar a Flash, sumado a un Wally que nunca había terminado de salir de la sombra de Barry, inspiran a Waid a dar el siguiente paso.
Si bien todavía no se siente del todo como que esté cómodo con el personaje, es en Return of Barry Allen en donde se empieza a ver como se va formando el Wally que madura para Terminal Velocity. A esto se le suma también la aparición de dos personajes que van a ser muy significativos en la etapa, Johnny Quick y Max Mercury, que junto con Jay empiezan ya a conformar la Speed Posse que lo ayuda y acompaña.
Hay algunas cosas que no me convencen demasiado y me sacaron un poco de la historia, por ejemplo entiendo que haya querido usar a Green Lantern por la amistad que tenía Barry con Hal Jordan y porque pueden usar el anillo para comprobar que no está mintiendo, pero hay un poco de desconexión en el crossover con el título de GL escrito por Gerard Jones.
Flash-Barry pasa de anunciar la muerte de Wally y declarar que él es el nuevo Flash, para después fuera de cámara empezar a descontrolarse y causar destrozos en Central City que hacen que GL vaya a investigar que le pasa. Para el final del nro de Flash todavía se está haciendo el que es el héroe, por lo que es medio raro que el momento en el que deja de hacerlo no se vea y se salte directamente a lo de GL.
Está claro que hacia ahí iba la historia, es más que nada por como fluye la historia sin ese par de escenas extra. Pasa bastante tiempo cronológicamente desde Navidad al final, supuestamente varios meses al menos, pero en la historia se siente bastante menos.
No digo que Waid hubiera tenido que rellenarla más, pero con todo el cuidado y la puesta en escena para traer de nuevo a Barry se podría haber dilatado un poco como se va pasando para el otro lado.
Por otro lado, acepto cualquier explicación necesaria para que pegue en la continuidad que Wally se enfrente a Zoom. Con Vandal Savage, Kadabra, Grodd y no mucho pero algo de los Rogues, Wally se había enfrentado a varios villanos grandes y con tradición de Flash, pero le faltaba un gran enfrentamiento como este, y Waid lo aprovecha bien.
Al final cuando Wally da su monólogo uno siente que se lo ganó y resulta creíble que ahora sí deje atrás a Barry Allen (cosa que todos sabemos que en realidad no pasa, pero duró varios años) y pase a crecer como héroe y tener su propio legado.
En cuanto al arte, Return of Barry Allen es la despedida de Greg Larocque de Flash después de 5 años de admirable regularidad y la verdad que se nota que se quiso ir bien y con todo, haciendo uno de sus mejores trabajos y en un nivel altísimo.
Return of Barry Allen es recordada casi universalmente como la mejor saga de Mark Waid en Flash y una de las mejores del personaje en general, y digo casi porque en mi caso elijo a Terminal Velocity primero, pero por gusto personal.
RoBA (justo esas iniciales) funciona en un nivel más icónico del personaje, haciendo que Wally termine de plantar firme los pies en el legado de Flash, mientras a la vez rememora y revive distintos niveles de ese mismo legado, y muchos de sus íconos.
Flash es considerado en general como el 3 o 4to gran héroe de DC (dependiendo de donde se ubique a Wonder Woman), siempre detrás de Batman y Superman obviamente, pero a la vez esta historia nunca se hubiera podido contar con ellos. Batman y Superman siempre van a ser Bruce Wayne y Clark Kent, y siempre van a tener 29 años, pero Flash es el primero con el que se prueba otra cosa y que funciona, enriqueciendo al ícono de otra manera.
Barry Allen ya de por si, a pesar de ser el Flash más famoso, es el 2do Flash, no el primero. Es quien inicia la Silver Age de los comics de DC y resulta un detalle bastante apropiado el que su muerte haya sido justamente en el inicio de la Bronze Age de los comics como fue el Universo Post – Crisis en Tierras Infinitas.
En RoBA, Mark Waid se enfrenta con todo al deseo de que Barry Allen vuelva y reemplace a un Wally todavía a veces inseguro de ser el 3er Flash, y lo reemplaza al pasar para después mostrarlo como villano y al final revelar que era uno de los villanos más arraigados al legado.
No se queda ahí tampoco y hace participar también a Jay Garrick, entregando escenas de las 3 generaciones de Flash peleando juntos (asegurando el cumplimiento de deseo de la mayoría y el éxito de la saga sólo con esto), pero tampoco se frena ahí, rescatando más elementos de la tradición de Flash como Max Mercury, el gurú zen de la velocidad, y Johnny Quick, otro velocista con un enfoque distinto de la velocidad y quien va a representar el punto de vista más escéptico.
Waid enfrenta a Wally con el legado de Flash y hace que de una vez se ponga cómodo con que sea tan grande, haciendo de Jay, Max y el resto sus compañeros de viaje, y convirtiendo a Barry de una sombra a una figura inspiracional que lo nutre, al hacer que venza a una versión pervertida por uno de sus grandes villanos.
En cuanto a Mark Waid, después de un arranque tranquilo, RoBA es sin dudas donde muestra que tenía cosas importantes para contar en Flash, y que su Flash era Wally West, pero que a la vez todo lo que había pasado antes era importante e iba a acompañar al personaje.
A continuación le siguen unos números más de relleno con Nightwing y Starfire de invitados (los acababan de rajar de su título New Titans y Dick estaba un poco deprimido), en donde pelean contra el Combine (Una copia de Intergang pero más embolante).
Un poco más significativo es el regreso de Frances «Frankie» Kane – Magenta, a quien no vemos desde el Flash de Mike Baron en donde lo deja a Wally por carta, y vuelve al título primero para pelear un poco con Wally, después darle un beso, ayudarlo a encontrar una bomba del Combine y después despedirse en buenos términos. El beso termina siendo televisado y Linda lo ve en vivo, por lo cual no está muy contenta y Wally tiene que remarla un rato.
La parte de pareja es lo más interesante de estos números porque Waid lo hace bastante creíble. A quien no le reclamaron alguna vez que no se sienten parte integral de su vida porque todos sus conocidos y actividades son de superhéroes? (?).
Linda primero se enoja al ver el beso pero entiende los motivos que le da Wally (necesitaba apagar la crisis de Frankie que venía incluida con destrozar un estadio de baseball y es lo único que le funcionó) aunque sigue estando enojada por más que lo pueda entender con la cabeza.
De hecho se lleva bien con Frankie bastante rápido, conectando con ella al ponerse a bardear entre las dos a Wally en una escena divertida, el problema viene por otro lado y lo potencia el hecho de que justo la primera ex de Wally que se encuentra es también una ex super heroína. Esto se suma a que justo hay dos amigos superhéroes de Wally invitados para darle más fuerza a su argumento de que ella no tiene espacio en su vida que gira siempre alrededor de algo superheroico.
Es un reclamo un poco injusto para hacerle a Flash, uno de los superhéroes más importantes del Universo DC, y que por ende es inevitable que cada tanto lo vengan a buscar otros héroes, pero a su vez en una relación no tiene que ser todo objetivo y salomónicamente justo y si se siente así es válido.
Wally a su vez da una prueba de madurez al entender el reclamo y contestarle que el problema no era como iba a encajar Linda en su vida con tantos superhéroes, sino como iba a encajar toda esa otra gente en su vida juntos, lo cual era la única respuesta posiblemente acertada para darle. Le termina saliendo bastante bien y más todavía cuando le suma el primer «Te Amo», otra prueba más de que está mucho más maduro que en sus relaciones anteriores.
Esta bueno como Waid adapta un problema real que aparece en muchas parejas y resulta lo mejor de estos números con mucha acción pero bastante genérica y versus villanos genéricos, aunque al menos con muy lindo arte de Mike Wieringo, nuevo dibujante regular desde el #80.
Al olvidable Combine le sigue el todavía más olvidable y noventoso Razer, que con su traje-armadura brillante engrasado con Lubrilon se las arregla para costarle bastante a Wally y aparecer un par de números hasta que lo baja con un golpe con carrera parecido al que hace Barry en una muy buena escena de la serie de TV vs Girder, el villano de metal. Lo más interesante de estos números pasa fuera de escena y es el principio de una seguidilla bastante larga de plots muy conectados de Waid que tienen su culminación en Terminal Velocity para el número #100 de la serie.
Todo empieza con Wally enfrentado a un local de shopping prendido fuego versus un ascensor con 10 personas cayendo a su muerte en segundos. Le pregunta a un policía si había visto alguien en el fuego y le dice que cree que no, por lo que no mira adentro y salva a los del ascensor. En el momento la escena pasa y sigue con otra cosa pero después nos enteramos de que la dueña del local estaba adentro atrapada por el fuego y después de sobrevivir decide demandar a Flash por negligencia.
No es la primera vez que un Flash va a juicio, el de Barry por matar a Zoom fue un evento famoso y significativo, y el mismo Wally ya había tenido que ir a alguna audiencia en la etapa de Loebs cuando lo quieren rajar de su mansión por los destrozos y los villanos que lo van a buscar. Más allá de que todo el tema está manejado y potenciado detrás de escena por Kadabra como parte de su primer esfuerzo de venganza por lo del futuro, igual la víctima es real y en lo que le pasó no tuvo nada que ver el mago.
Es un poco injusto que te hagan un juicio por no haber podido salvar a una persona por haber estado ocupado salvando otras diez, aunque es cierto el reclamo de que al ser Flash le hubiera llevado unos microsegundos más, al menos desde como lo ve la víctima (en el curso del juicio sale esto y Wally es forzado a admitir que no llegaba a hacer las dos cosas a la vez aunque hubiera sabido).
Está bueno como lo maneja Waid, que hace que a Wally lo afecte mucho el tema, primero usando sus poderes frenéticamente para frenar con violencia todos los crímenes que encuentre y después cuando ya se queda sin energía deprimiéndose y echándose la culpa de todo.
No atiende los argumentos lógicos de que no es Dios y que alguna vez le iba a pasar no poder salvar a todos y necesita llegar al punto de ir tan rápido como para frenar el tiempo y quedar encerrado en ese estado, para hacer el duelo y salir gracias al consejo de Max Mercury en modo gurú de la velocidad.
El número en el que queda atrapado yendo tan rápido que el tiempo está frenado (#91), lo cual logra gracias a usar por primera vez la fórmula de velocidad de Johnny Quick, está bueno y recuerda a los dos números de Loebs en los que intenta hacer algo distinto con la velocidad, además de enfocarse en la necesidad de Wally de salvar a todos.
El reclamo de la víctima es injusto y no es una lección tan profunda, tener que hacer una elección entre salvar una víctima u otra es un escenario que le ha pasado muchas veces a muchos superhéroes, pero aplica particularmente bien para Flash y por la naturaleza de sus poderes es creíble que nunca se haya enfrentado con algo así. Wally primero se mantiene en que es Flash y tiene que siempre salvar a todos hasta que eventualmente el mensaje le termina entrando y logra un poco más de crecimiento personal cuando se confronta con cosas como un accidente de auto que ya había matado al conductor en el momento que había frenado el tiempo, o una nena que es rescatada de una casa en llamas por un bombero.
Max se pone en modo Zen también y vuelve a sugerirle a Wally la existencia de algo más que mueve a los velocistas y por primera vez se menciona la «Speed Force», por el mismo Wally mientras sigue desestimando ese tema.
Waid sigue moviendo las fichas para armar el tablero como quiere y el siguiente en entrar en escena es Impulse en la saga de 3 nros «Speed Kills«, que se conecta directamente con Zero Hour y con la siguiente saga de «Terminal Velocity», al punto de funcionar más que nada como un prólogo.
Bart Allen – «Impulse», el primo de Wally traído al presente por su abuela Iris para que éste lo ayude a curarlo primero y después entrenarlo, es creación de Mark Waid y su 2do mejor aporte al Mundo Flash después de la Speed Force, que va a hacer su aparición a continuación.
El tema de curarlo es porque Bart había nacido ya con supervelocidad pero ésta lo estaba matando al hacer que envejezca aceleradamente y Wally por algún motivo es el indicado para salvarlo, cosa que hace al darse cuenta intuitivamente de que el problema era de que al no haber usado su velocidad y esforzado a pleno en el mundo real nunca había llegado al umbral de su fuerza, resistencia, etc, cosa que hace que se estabilice su poder cuando lo hace con Wally.
Si, la explicación no tiene mucho sentido pero si uno lo piensa un poco ya de por si la supervelocidad y todo lo asociado tampoco lo tiene demasiado, y si, resulta bastante conveniente para el plot, pero en los comics de superhéroes uno tiene que estar listo para aceptar cosas como ésta.
Por suerte la introducción de Impulse no termina siendo la de el nuevo Kid Flash (aunque años después de Waid haya terminado siéndolo) y no se convierte en el sidekick de Wally, de hecho tardan en llevarse bien. Con los años y el desarrollo de Waid en su título propio y de otros escritores como Peter David en Young Justice, Impulse crece mucho como personaje desde el estereotipo del adolescente extra impaciente y molesto, aunque las mejores versiones de Bart siempre mantienen algo de esto (y siempre va a ser el que más me hace reir en Young Justice de la mano de David).
Volviendo, dije que Speed Kills funciona como un prólogo de Terminal Velocity no solamente por la inclusión de Impulse al mundo Flash sino también porque acá es donde empieza a aparecer Kobra y su culto, y va a terminar siendo muy significativo para Wally en la siguiente saga.
Ah si, también aparece Kadabra al final de Speed Kills, en este caso con una trampa con un laser industrial, pero dura un par de paneles nomás antes de ser transportado al futuro con Wally por cosas que estaban pasando en Zero Hour.
Terminal Velocity
Es tiempo entonces de la saga que ya mencioné varias veces y que para mí es por lejos el punto más alto de Waid en su etapa, a un nivel por encima del resto. No es que es todo cuesta abajo a partir de acá, pero nunca llega de vuelta tan arriba como lo hace acá.
Un poco de trasfondo, Terminal Velocity es de hecho la primer saga de esta etapa que leí después de varios años de no leer nada de Flash desde que Perfil había cortado sus publicaciones en el #50 de Messner Loebs, y fue uno de los primeros TPs que compré, y me gustó tanto que seguí comprando el comic de Flash y siguiendo esta etapa por un par de años.
En la saga Waid termina de poner en el tablero todas las fichas que venía presentando y acomodando desde hacía meses: la Speed Posse, su nuevo/viejo entorno de velocistas que incluye a Jay Garrick – Flash 1, Max Mercury, Johnny Quick y le suma a su hija Jesse Quick y al recién llegado Impulse; la maduración personal de Wally en su pareja y en su persona y su búsqueda de empujar los límites de sus poderes e ir cada vez más rápido; las insinuaciones de Max Mercury de que había una fuerza que les daba sus poderes y conectaba a todos los velocistas y también la amenaza creciente de Kobra.
Terminal Velocity no me parece una de las mejores obras de arte moderno, pero si es un gran comic de superhéroes, que logra utilizar todos elementos reconocibles de historias del género pero de una forma que no se siente formulaica (aunque lo sea). Me parece que es una de las mejores historias de Flash y es en donde Waid culmina la 2da fase de lo más fuerte que logra con el personaje de Wally West y el legado de Flash en general. Return of Barry Allen siendo la primera fase, en donde se termina de enfrentar con la sombra de Barry y a la vez lo iguala y se pone a su mismo nivel, venciendo a uno de sus villanos más grandes y significativos mientras se rodea de otros elementos del legado como Jay, Max y Jesse.
En Terminal Velocity Waid da el siguiente paso para que Wally directamente lo sobrepase a Barry, mientras a la vez Waid pasa de traer cosas del legado de Flash para enriquecer sus historias a crear y aportar cosas nuevas y significativas al mismo legado.
Wally corre más rápido de lo que hizo ningún Flash antes, alcanza corriendo la misma «muerte» que encontró Barry en Crisis, pero la fuerza de su amor y la necesidad de volver porque su historia no estaba terminada hace que el sí pueda volver. El lugar al que van cuando mueren es la «Speed Force», tanto un cielo para velocistas como una fuerza cósmica que es la que los une y les da sus poderes. Barry esta muerto, si, pero murió entrando corriendo directo a su Valhalla, y se continúa agrandando el legado de los velocistas con Impulse y Jesse Quick. Puede sonar un poco mucho, pero Waid lo hace funcionar en todo momento.
Waid menciona también que había pensado a Terminal Velocity desde el principio como un Western, lo cual se reconoce fácil en cosas como la Speed Posse de velocistas acompañando al sheriff Flash más que nunca y ayudándolo contra el villano Kobra y su banda que quiere tomar la ciudad.
Pero más allá de todo lo épico superheroico con espíritu de western, Terminal Velocity es una historia de amor primero y principalmente, y en como la ejecuta es donde Waid me termina de ganar. Una historia con supervelocidad, viajes en el tiempo, una nueva dimensión/fuerza de supervelocidad, un megavillano y ciudades amenazadas, tiene acción asegurada, y no digo que sea necesario para contar una buena historia, las hay de todo tipo, pero en este caso el contenido emocional suma mucho y hace que al lector le importe.
La desesperación de Wally por salvar a Linda y su amor casi que saltan de la hoja y logran emocionarme cada vez que la releo. De hecho no pongo en la reseña las mejores hojas e imágenes por si acaso lee hasta acá alguien que todavía no agarro a la historia.
Soy un romántico al final, se ve, ya que no es lo primero que busco en un comic de superhéroes y Waid logra con una historia de amor lo que no muchos escritores logran con personajes tan icónicos y con décadas de historias encima como Flash, que es dejar una verdadera marca en el personaje.
Esto no lo hace solamente con la historia de amor de Linda y Wally, sino con la Speed Force, concepto que termina completamente integrado a la tradición de Flash y que sigue siendo parte hasta el día de hoy (o al menos eso tengo entendido, hace varios años que no leo lo nuevo de Flash).
Es particularmente interesante lo que cuenta Waid de como va llegando a la idea, y resulta un muy buen ejemplo de un cambio que se siente orgánico y natural.
Empieza pensando en los orígenes de los poderes de los velocistas, con Wally compartiendo el origen de Barry pero a su vez con diferencias en su poder, aceptando después el de Johnny Quick con su fórmula que expresa tridimensionalmente un constructo cuatridimensional que le da velocidad, pero no ya el de Jay Garrick, que se desmaya con gases de agua pesada y se despierta con velocidad cercana a la de la luz. Comparto la opinión de que debe ser uno de los orígenes más pajeros, al menos dentro de los superhéroes más famosos.
Waid empieza a conectar todo y expande sobre las nociones de que Barry a veces se sentía no del todo humano con su velocidad llega a la energía extradimensional de la Speed Force, que le da a todos los corredores su velocidad y los conecta, siendo también una suerte de cielo/paraíso para los que llegan a la velocidad para entrar, como pasó entonces con Barry.
Esto nos lo enteramos en Terminal Velocity pero no como un retcon para hacer volver a Barry, sino porque todo el que entra a la Speed Force nunca más puede volver, que es lo que termina haciendo Wally al romper todos sus límites para salvar a Linda y convertirse en un ser de energía entrando al NirvanaSpeedForce para después ser el primero en volver guiado por la fuerza de su verdadero amor. La verdad que la escena está muy lograda y debe estar entre los mejores momentos de todos los Flashes en su historia, está ahí arriba en la porción que leí al menos.
Me sorprendió un poco leer que Waid recibió varias críticas específicamente por decir que nadie volvía de entrar a la Speed Force para acto siguiente hacer que Wally salga, y está muy bien su respuesta de que normalmente la historia de la Caverna de la Muerte de la que Nadie Nunca Volvió es la historia del tipo que vuelve de la Caverna de la Muerte de la que Nadie Nunca Volvió. Es cierto de que cada tanto aparece la historia que se hace la rebelde y el giro del final es que en realidad el tipo que estaba por salir de la Caverna se muere y gana la Caverna, o algo así que revierte el tropo, pero no tiene mucho sentido esperar que algo así vaya a pasar en Flash.
Ni siquiera cuando tenía menos de 14 años y la leí por primera vez me creí que había alguna chance de que Wally no vuelva y el sucesor que había estado preparando sea el que pase a ser el nuevo Flash, y la historia tampoco se detiene demasiado en esa pretensión.
Otra cosa interesante que menciona Waid del detrás de escena es que todo el tema de Wally haciendo que Bart en realidad no sea su sucesor y lo sea en realidad Jesse Quick era porque ya se había anunciado el título propio de Impulse a empezar a salir con el final de Terminal Velocity, y menos se iba a creer alguien aunque sea por un par de semanas que Bart iba a ser el nuevo Flash si en breve arrancaba una serie con el nombre de Impulse.
Lo menciona como algo que funciona para mejor porque directamente lo obliga a incluir al personaje de Jesse y una relación distinta y tirante con Wally por como la manipula sin decirle lo que planeaba, además de sumar un buen personaje a la banda de la speed (con una demasiado escasa participación femenina).
Después de llevar las cosas tan arriba en Terminal Velocity era esperable que Waid baje un cambio y entregue la siguiente tanda de números individuales, que no tienen porque ser necesariamente de relleno pero lo terminan siendo en su mayor parte. Se salvan las secuencias en donde Wally empieza a investigar sus nuevos poderes y habilidades relacionadas a la velocidad, como el que hace explotar las cosas al vibrar a través o el poder darle supervelocidad a un objeto aparte de él.
Tampoco puede llamarse relleno todo lo relacionado a su relación con Linda, pero no todo funciona. Vuelve el argumento de que no se siente parte de su mundo potenciado ahora por su viaje a la Speed Force y eso al menos lleva a una buena imagen cuando Flash hace la gran «Superman llevando a volar a Lois Lane» y se la lleva a correr gracias a su nueva habilidad de compartir la velocidad.
Pero ya cuando aparece todo el tema del ex- esposo que sale de la nada para que tengan un par de cosas más de las que discutir lleva a un par de los números más olvidables de la etapa.
Michael Jan Friedman se suma justamente para esos pares de números olvidables (sólo es rescatable algo de lo de Mirror Master), seguramente para ayudar a terminar los guiones sobre plots de un Waid apretado con los tiempos.
Linda termina sonando ella egoista al enojarse porque Flash tardó media hora más en volver a ayudarla con un tema que no había querido decirle que era, siendo que la tardanza era para frenar a Mongul, un alien superpoderoso que se la bancó vs Superman y Hal Jordan y que supo tener a su dominio un planeta guerrero.
Discusiones de pareja por un ex- esposo ahora muerto, conspiración del directorio de una empresa de químicos para invocar un demonio gigante estilo Cthulhu, y unos Hombres Lobo, no terminan siendo una gran mezcla.
El número con Mirror Master (#105) termina siendo el que más zafa del grupo, aunque se vea venir que obviamente MM lo iba a querer cagar a Wally, todo el tema de la dimensión de los espejos es un concepto interesante (se habrá cruzado alguna vez con Desesperación de los Eternos?).
Frankie Magenta vuelve una vez más para armar un poco de caos y destrucción mientras le echa la culpa a Wally de todos sus problemas y espera que una vez más la calme y la arregle un poco. Ya para este punto cansa que no se de cuenta antes de obviedades como las que le tiene que señalar Linda, que al menos la usa de nuevo para reinterpretar sus propios problemas de relación.
Antes de la siguiente saga queda espacio entonces para un nuevo tie in, en este caso con Underworld Unleashed, MEGAEVENTO anual de DC que casualmente estaba escrito por Waid, pero no pasa mucho con el crossover, que tiene a Wally + Captain «Shazam» Marvel vs un mejorado Shadow Thief.
Me gusta el detalle de Waid haciendo que Wally «salve» a Billy Batson de que le pegue el rayo que lo convierte en Shazam, y que no entiende nada cuando después rebota y lo convierte igual.
Dead Heat
Acá no la pega tanto con el nombre Waid, entregando el mucho más genérico Dead Heat, pero la saga introduce un buen villano, Savitar, y si bien puede estar un poco gastada la tradición de darle un villano velocista a Flash, este es el primero específicamente de Wally (y que aparece también en la serie de TV vs Barry, aunque no llegue ahí todavía). De hecho Savitar termina siendo la mejor contribución de Waid en cuanto a villanos.
Con mucha acción, ninjas con supervelocidad, historias de la Speed Force y la vuelta del cast completo de la Speed Posse, la saga levanta bastante con respecto a los anteriores números. Alguno la promociona como Terminal Velocity 2 para subir la expectativa pero no se compara tampoco, está más que nada dedicada a la acción y en honor a ser sobre velocidad, velocistas y la Speed Force, se lee muy rápido y tiene un ritmo muy acelerado.
También tiene el regreso de Christina, ex Lady Flash y Lady Savage, ahora como Lady Savitar, probando una vez más que sigue trabada en ser Lady Cualquiera-que-me-de-bola.
La muerte de Johnny Quick es el momento más logrado de la saga, con éste finalmente sintiendo a la fuerza y creyéndole a Max, al que se lo puede decir y despedirse antes de irse al cielo de los velocistas. Si uno lee una frase como la anterior fuera de contexto muy difícilmente pueda ser convencido de que es en realidad un buen momento, pero el que llegó hasta este punto lo va a saber apreciar.
El final se ve venir casi desde el principio y es obvio hasta el punto de que no hace quedar bien a Wally que tarde tanto en darse cuenta de cual era la solución. Se lo perdonamos porque opera a favor del plot también, que no existiría si se aviva ni bien conoce a Savitar de que si lo que quiere es entrar a la Speed Force, y nadie que no sea Wally que haya entrado nunca salió, la solución es ayudarlo a entrar y listo, chau Savitar.
Hay un guiño a Terminal Velocity con la escena de Wally volviendo a entrar a la Speed Force y saliendo, lo cual lleva al buen cliffhanger de Waid mostrando que esta vez el que aparece de repente con Linda y el grupo no es Wally sino John Fox, el Flash del futuro (el mismo que apareció por primera vez en Flash Special #1).
Race Against Time
Esta vez Waid no deja bajar del todo la intensidad con algunos números de relleno sino que pasa directamente al siguiente arco argumental, que tiene a Wally perdido saltando por el tiempo en el futuro mientras que John Fox lo intenta reemplazar (en más de un sentido) en el presente.
Race Against Time tiene buenos momentos, la sociedad del Siglo 64 creada en imagen y semejanza de Wally (después de que los salve de que sea modelada en Kadabra) que Waid muestra en el #113 es uno de sus puntos altos, pero otras cosas no funcionan tan bien.
Los villanos no terminan de convencer del todo, Chillblaine no deja de ser una copia trucha de Captain Cold por más que se le busque dar chapa a este, Dr. Polaris tampoco está bien aprovechado excepto de su escena heroica obligada al final, y Kadabra, en su tercera aparición con Waid, termina siendo el menos interesante.
Pero lo que menos funciona es todo el plot de John Fox buscando serrucharle el piso a Wally y quedarse con Linda casi desde el primer momento que la ve, lo cual resulta un poco demasiado acelerado y hace que reste varios puntos un personaje que no es malo como el de Fox.
Todavía más acelerado y poco creíble resultan las escenas de Linda devolviéndole un par de besos, por más que no dure mucho. Después de todo lo que pasaron con Wally y Terminal Velocity, Waid no logra hacerlo más creible y natural para Linda y resulta forzado para crear el conflicto que no le permitía volver directamente al presente a Wally.
La visita de Wally a Don y Dawn Allen (#114) le suma otro contacto a la parte velocista emparentada del futuro (Xs tiene su participación en Dead Heat), en este caso con los dos hijos naturales de Barry que tuvo con Iris en el futuro, más significativo desde la trivia que destacado.
No es un mal número, pero al ser uno sólo no hay mucho espacio para desarrollarse. Waid tiene un par de buenos momentos con Wally envidiando un poco a los que eran los hijos naturales de Barry, mientras que éstos a su vez lo estaban de Wally por el tiempo que pasó con su padre biológico, al que ellos casi no conocieron.
El siguiente encuentro en el futuro de Wally es justamente en el Siglo 27 con John Fox, que resulta un personaje mucho menos garca cuando no está con Linda. Claro que la caga que justamente ese sea el número en el que la besa, haciendo a la vez que a Wally le cueste un poco más volver.
John resulta no ser tan bueno como Flash como lo es serruchando pisos, aunque técnicamente lo justifica un poco el ser bastante inexperto como héroe, ya que en el futuro lo habían reemplazado rápido por los robots con supervelocidad. No ayuda que se le vienen encima montañas de hielo que aparecen de repente y en forma descontrolada va tomando la ciudad. Tampoco le tocan villanos fáciles, pero todo se resuelve bastante rápido una vez que vuelve Wally, tal vez demasiado rápido.
Así termina (casi) toda mega crisis que se amenaza en un comic de superhéroes, está claro, pero Waid acá no logra cumplir con una ejecución acorde a la expectativa que había estado intentando instalar. Hay un epílogo con Linda todavía congelada y Wally sacándose las ganas de bardear a John con que básicamente todo era su culpa, incluyendo su novia congelada.
Al final John logra redimirse un poco al sugerir la solución para lo de Linda y decidiendo instalarse en alguna era que necesite un Flash, con Waid intentando rescatar un poco al personaje y dejarlo mejor parado para alguna historia futura. En este número (#118) es cuando se suma Brian Augustyn escribiendo, y va a acompañar a Waid hasta el final de su etapa (incluyendo post-interrupción), en casi todos los números.
Le sigue un obligado tie-in con Final Night, en donde Waid logra anudar uno de los efectos del crossover, la ola de frío y la Tierra congelándose, con lo que venía haciendo en el comic con la anunciada Nueva Edad de Hielo que busca causar Kadabra y compañía. Pega justo y no es un mal número, pero tampoco pasa demasiado con la pasada por el dilema explotado en múltiples medios sobre «es mejor decirle a todos que es el fin del mundo o es mejor ocultarlo para no causar pánico y descontrol».
En el #120-121 se da la mini saga Presidential Race, en donde empieza Paul Ryan como dibujante regular con el regreso de The Top, elecciones presidenciales yankis y Flash siendo echado de Keystone City.
Siguiendo con la tendencia, no es un mal par de números pero no resultan muy significativos. Tiene un par de detalles que llaman la atención, como por ejemplo Waid haciendo que la 1era hoja del 120 muestre fuera de cuadro a The Top, villano de Flash, haciendo ominosamente explotar un trompo, por lo que estaba claro que no tenía mucho interés de mantener el misterio en este caso.
Lo más llamativo se nota viéndolo en retrospectiva al leerlo en el 2018, con una elección presidencial que tenía ganando por mucho en las encuestas a un candidato independiente, por encima del republicano y demócrata, que era un empresario exitoso y con fama de ganador, venía de afuera de la política y tenía un mensaje populista y conservador. No era necesario que le pinten la cabeza de mostaza para ver a un Trump.
Lo que debería ser más significativo para el personaje, el que lo echen de Keystone City, pierde un poco de impacto al leer desde el principio el título de Wally, porque los argumentos son idénticos a los que usaron para echarlo antes de su barrio de ricos. No entra en efecto inmediatamente porque está el Top dando vueltas y Piper sumándose a la pelea arriesgándose a volver a la cárcel, aunque las cosas terminan bien.
Resulta un poco melodramático que Trump-Cartwright renuncie a la presidencia que acababa de ganar porque su vicepresidente se revela como un supervillano, aunque se puede argumentar de que no es posible calcular cuantos votos fueron influenciados por una figura claramente corrupta. Está claro que en la vida real serían más comunes los casos en los que se reemplazaría al vice y listo, siempre que la ley electoral lo permita.
Santa Marta
Waid entrega un muy buen número en el #122, cargado pero bien balanceado. En el mismo número Flash recibe primero una propuesta con un approach comercial, con promo animada incluida, para que se mude a Santa Marta, California (sumándole una ciudad ficticia más al Universo DC y una prima a Santa Mónica).
Le ofrecen un sueldo y una casa, pero no lo convencen inmediatamente. Keystone le asigna un controlador financiero que va a seguirlo para contabilizar todos los gastos que le ocasiona a la ciudad, lo cual claramente ya no le cae muy simpático. Da para un par de buenas escenas, junto con otras más predecibles y forzadas de situaciones que lo llevan a reconsiderar su negativa inicial a mudarse.
Al final está claro lo que ya seguramente se le ocurrió a todos, que justamente a Flash no le complica mucho mudarse en los papeles a otra ciudad, por lo que se convierte en un héroe oficialmente de 9 a 5 en Santa Marta, volviendo para cenar con Linda a las 6. No hay dudas de que este es otro elemento de conflicto y para mover un poco las cosas de Waid, pero en este caso aprovecha bien el recurso y resulta creíble que a Wally lo tiente la playa y que lo traten bien.
A pesar de que se queje en el comic (en un buen momento de Waid) de que Gotham nunca le pediría a Batman que se vaya ni Metropolis a Superman y a él si, esta claro que Flash si está emparentado al mismo nivel con Keystone y Central City, por lo que nunca iba a ser un cambio permanente (ni semi tampoco).
El #123 sigue la historia de Santa Marta junto con una buena portada de Wieringo homenajeando a la famosa Flash de dos mundos, en este caso con dos ciudades. Waid toca un par de motivos similares a los del #113 con la sociedad que adoraba a Flash, trasladandolo a una Santa Marta que ama a Flash, pero también con un par de buenas reacciones de Wally.
No pasa mucho ya con el primer villano que enfrenta en su nueva ciudad, el olvidable Mr. Frost, que lo ataca con ilusiones mientras intenta venderle la tecnología a Kobra, Vandal Savage y Lex Luthor (además de Waynecorp y Spielberg aparentemente, pero éste ni le devuelve la llamada).
El nuevo y mejorado (post Underworld Unleashed) Major Disaster es la siguiente amenaza y resulta bastante más interesante que Frost, aunque no le caigan bien los loros y se ría maníacamente en un panel con la mano de Flash asomándose trágicamente desde el suelo.
Le va bastante mejor que al anterior además, logrando inundar la ciudad de Santa Marta con un tsunami que Wally no logra frenar (causado por el terremoto inicial que sí logra frenar). Por suerte Waid aclara rápido que toda la ciudad había sido evacuada, pero igual es inevitable sentirse bastante mal por Wally y su relación con las ciudades. Al final Keystone no la tenía tan mal, como mínimo al menos está lejos del mar.
Major Disaster tira la pista de que le había pagado alguien que odiaba intensamente a Wally, seguramente el mismo que estaba detrás del hostigamiento y que tenga que abandonar Keystone, y que para este punto de la etapa de Waid no debe quedar nadie que no piense primero en Kadabra.
Hell to Pay
Wally vuelve a Keystone, dejando a una Santa Marta inundada pero que probablemente iba a estar mejor sin él, para ayudar con el regreso de los Rogues demoníacos que estaban destruyendo la ciudad.
Argus la pasa bastante mal y termina atado a un árbol, inconsciente, mientras que Jay Garrick también intenta frenarlos al menos hasta que vuelva Wally, y termina destrozado en el infierno. Si, en el infierno, porque el villano que estaba atras de todo en este caso no era Kadabra, sino más bien Nerón, el señor del infierno en versión supervillano introducido por Waid en Underworld Unleashed. No era muy difícil de adivinar tampoco siendo que justamente en ese MEGACROSSOVER es en donde los Rogues mueren después de entregarle su alma a Nerón, y Major Disaster, entre otros, entrega lo mismo.
Wally no tarda mucho en darse cuenta de quién estaba detrás de todo, pero sin hacer un trato con el diablo no tenía muchas chances de frenar lo que hacían unos Rogues sin consciencia, con poderes amplificados y que se regeneraban instantáneamente, además de crear unos avatares de sus poderes que básicamente eran gigantes de fuego, hielo, etc, que sumaban destrozo y muertes en la ciudad. Ni la JLA (en época de Superman eléctrico) puede ayudar demasiado con frenarlos, aunque el golden lasso de Wonder Woman resulta bastante útil para la resolución.
Como es esperable, Wally va y hace un trato con Nerón, solamente que éste no quiere su alma sino que se queda con su amor por Linda, obligándolo a sacarla de su vida. Siendo que es el diablo, cumple su palabra de devolverle su alma a los Rogues, que recuperan entonces su consciencia y frenan los destrozos y asesinatos, pero no frenan a los Avatares de los Rogues, que estaban controlados por demonios y eran independientes. A esto se le suma que Flash, sin el ancla para su vida y poderes que representa Linda, empieza a soltar energía de la Speed Force en forma descontrolada, alimentando a los Avatares.
Está bueno que Waid reviva a los Rogues que él mismo había matado para darle pathos al principio a Underworld Unleashed, ya que son una parte bastante importante del mundo de Flash en general y era bastante choto que los principales estén muertos. Waid los deja listos para su uso y le evita a un escritor posterior tener que ser el que piense la forma de revivirlos.
Ya no está tan buena la parte que sirve de inspiración a Joe Quesada para One More Day (no en forma oficial) con Linda y Wally levemente engañados para terminar entregando su amor eterno y puro a Nerón. Al menos en este caso no dura mucho, ya que el diablo tarda sólo un número en empezar a ser corrompido por ese amor, que le genera empezar a tenerle lástima a los condenados, arranques de consciencia y culpa, etc.
No sorprende entonces que el contragiro del final resulta ser Nerón rogándoles a Linda y Wally que acepten de nuevo su amor, cosa que hacen a cambio de que reviva a todos los que murieron, arregle todo destrozo a la Ciudad y se lleve a los Avatares de vuelta al infierno.
La saga se siente más como un par de capítulos medio flojos de una serie más telenovelesca. Todo el tema sacarles el amor y hacer que terminen su relación y ese mismo amor corrompiendo al diablo que se los devuelve se lee demasiado como un truco narrativo, un recurso al que no lo acompaña una historia tan lograda.
Acá termina la primera parte de la etapa, la más extensa, en donde Waid se toma un respiro antes de volver para el par de sagas finales y un par de números más. Hace un intercambio con Grant Morrison y Mark Millar, que son los que agarran Flash, y se encarga de algunos números de la JLA, JLA – Year One, el Capitán America de Heroes Reborn, X-O Manowar y varias cosas más, así que se mantiene bastante activo.
Teniendo en cuenta que la porción principal de su etapa es la primera, no veo sentido a hacerle dos reviews separadas, por lo que sigo directo con Waid, pero acá está la reseña separada del Flash de Morrison y Millar.
Waid no abandona del todo a Flash a pesar de ceder un rato la serie regular, y hay varios especiales que salen en este período.
En Noviembre de 1997 sale el 1er Flash Secret Files & Origins y también el especial de Speed Force, ambos principalmente por Waid.
Flash Secret Files & Origins #01
Mark Waid, Brian Augustyn y Scott Beatty escribiendo, con la participación de varios artistas como Kenny Martinez, Todd Nauck, Craig Rousseau y varios más en las fichas de personajes.
La historia principal tiene un recuento express del origen de Jay Garrick, Barry Allen y Wally West, como los 3 Flashes principales y un par de hojas dedicadas a Impulse y el resto de su legado. Es más que nada un repaso estándar que le va a servir al que no sepa estas cosas y aburrir al que si las sabe, pero para éstos le agrega el giro del final con Eobard Thawne en el futuro (Siglo 30) leyendo esos orígenes del archivo en el Museo Flash, hablando de un secreto del villano Cobalt Blue y el final de la suerte de la dinastía Flash después de la muerte de sus últimos exponentes, los Tornado Twins.
Uno de los bonus aparte de las fichas (hay varias para los que les gustan, como a mí) es una historia con tono bien Golden Age por Augustyn en donde cuenta la historia del primer encuentro entre Jay y Max Mercury y logra caer simpática.
Speed Force
Especial de 64 páginas que celebra el legado de Flash y tiene historias dedicadas a varios de sus personajes.
La historia solo de Mark Waid tiene arte de Jim Aparo (que cumple como siempre y le suman las tintas de Bill Sienkiewicz, pero su estilo no pega tan bien con Flash) y a Wally de vuelta como Kid Flash peleando al lado de Barry. Se enfrentan a Cobalt Blue en su primera aparición, en donde muestra ser una amenaza bastante respetable gracias a poder robarles velocidad a los Flashes y también porque sabe sus identidades secretas.
Logran vencerlo y muere sin que quieran, pero está claro gracias a esta aparición y su mención en el Secret Files & Origins #1 que va a tener algo de importancia más adelante.
Bill Messner-Loebs es bienvenido en su regreso al Mundo Flash con su historia dedicada a Jesse Quick, con arte de Kenny Martinez. No llega a hacer mucho con poco espacio y la historia de Jesse básicamente secuestrando a varios empresarios mega ricos y mega garcas que le negaban una meeting, más las moralejas posteriores, es bastante olvidable.
Max Mercury en 1893 por Brian Augustyn, con arte de Dusty Abell. No se hace llamar Max todavía sino que va con el nombre de Whip Whirlwind, mostrando que le gustan los nombres aliterativos pero que no siempre funcionan tan bien. No pasa mucho con la historia en la que salva dos veces a un grupo de nenes huérfanos trabajadores de fábrica.
John Byrne escribe y dibuja una historia de Jay Garrick contra el Fiddler, en donde termina ganándole salvándose de su trampa contra la supervelocidad al caminar a velocidad normal por una vez. No está mal y va a tono con el estilo Golden Age que le busca imprimir Byrne.
La última historia es por el dúo Waid – Augustyn, y tiene una historia de un nuevo Allen del futuro, Blaine Allen, que se sacrifica después de una derrota contra otra Cobalt Blue para salvarle la vida a su hijo, Jace Allen, que se convierte en el nuevo Flash.
No es un gran especial y es bastante salteable, aunque tiene algún buen momento y buen arte.
The Life Story of the Flash
Publicado un mes después de los dos anteriores, en Diciembre de 1997, está escrito enteramente por Mark Waid y Brian Augustyn, con arte de Gil Kane y Joe Staton (tintas de Tom Palmer).
Novela Gráfica de 100+ páginas, con partes en prosa, está escrita como si fueran partes del libro biográfico de la vida de Barry Allen y de los Flashes escrito por Iris Allen, el mismo que en números anteriores muchas veces es referenciado y es parte del plan de algún villano.
The Life Story of the Flash resulta ser un gran resumen de la vida y obra de Barry Allen, desde sus inicios como fanático de los comics de Flash a su muerte en crisis, entregando un recorrido por todos los greatest hits de su carrera desde que le dio inicio a la Silver Age. Como cualquier recuento de orígenes e historia, es completamente salteable para cualquiera que ya conozca los hechos y no quiera gastar en un resumen más.
Los últimos párrafos dan pistas de historias futuras todavía no publicadas, como el nacimiento de los gemelos de Wally y Linda, el hecho de que Wally se iba a encontrar de vuelta con Barry, y la aparición de Inertia, el clon maligno de Impulse.
–El Regreso
Waid y Augustyn vuelven entonces a la serie regular con el #142 – «Get me to the Church on Time», de Octubre de 1998.
El Casamiento de Wally con Linda toca todas las notas esperables, como encuentros incómodos con familiares (ambos grupos de padres), una mini crisis de pareja y visitas inesperadas (Iris), pero todo va bastante normal hasta que Linda se pone el anillo y Wally y todos desaparecen.
Aparentemente se olvida de que Linda existe y de que tenía una novia-esposa, mientras Linda grita por Wally todavía vestida de novia, atrapada por una figura misteriosa que se ve en las sombras. Kadabra, sos vos?
Le sigue el tie-in con DC One Million, en este caso Waid escribiendo de vuelta con Michael Jan Friedman (arte de Josh Hood). Lo único interesante es el detalle de Flash ganándose una carrera a si mismo, todo lo demás, especialmente el Commandor Cold y Heatwave del futuro, es muy olvidable.
En un preludio de Chain Lightning, en dos números se da el épico regreso de Cobalt Blue junto con la revelación de su identidad y su origen. O tal vez no resulta tan épico como se pretende, aunque explotan al pobre Museo de Flash.
Cobalt no es solamente un falso villano retconneado a la Silver Age con el poder de robar supervelocidad con su llama azul, que se enfrentó a Barry y Wally como Kid Flash y ahora reaparece después de tanto tiempo, sino que es el hermano gemelo perdido de Barry Allen y a la vez el ancestro del Profesor Zoom.
Si resulta un poco enrevesado el tema es porque lo es. Todo resulta ser por culpa de un médico obstetra borracho que como no puede salvar al bebé de los Thawne lo reemplaza por uno de los gemelos Allen, que crece en una familia de estafadores que lo maltratan y obligan a participar desde chico. Crece con resentimiento y se convierte en villano, odiando a su hermano gemelo.
Llega tarde para matarlo, como le informa Wally, pero tiene tiempo de informarle de la maldición de 1000 años o 10 generaciones de Flashes, en donde uno o dos Flashes iban a ser consumidos y Barry Allen iba a morir, aunque ya estaba muerto. Pero tal vez iba a morir de nuevo cuando estaba vivo. No sabemos en este punto.
—Chain Lightning
Así empieza entonces Chain Lightning, la saga para la que Waid se tomo un tiempo extra y en la que busca llegar más alto de lo que hizo con RoBA y Terminal Velocity.
No lo logra, pero igual entrega una saga entretenida y con buenos momentos. Suma también el nuevo artista regular, Paul Pelletier, con un estilo más clásico pero no menos dinámico que el de Pop Mhan, que nunca se loga asentar del todo en la serie.
Es cierto que Chain Lightning tiene un plot bastante enrevesado y rebuscado, pero lo cierto es que se lee mejor en una releída, que permite procesar la gran cantidad de personajes y Flashes futuros que van apareciendo, junto con los miles de saltos temporales. Es mejor no detenerse demasiado a pensar.
Wally arma un team con su Flash Posee para que lo ayuden en distintos puntos del tiempo, uniéndose a Flashes del futuro versus Cobalt Blues del futuro para evitar que la profecía se cumpla. Las cosas parecen arrancar mal bastante rápido, con Jesse Quick aparentemente muriendo en su primer viaje, pero solamente era una escena para un cliffhanger y en realidad está bien (y rechaza los avances de Jacen Allen, Flash del futuro que rebota más de una vez en la misma saga).
Vuelve a aparecer John Fox, viviendo en el Siglo 853 de One Million, una vez más ayudando a Wally motivado por su culpa, por haber sido el garca que le quiso cagar a la novia (aunque en este momento ninguno de los dos se acuerda de Linda y por ende que es medio garca).
Wally le prohíbe expresamente a la Speed Posse y a los que recluten del futuro el que busquen la ayuda de Barry Allen, por lo que está claro que no va a pasar y va a aparecer más adelante, y se guarda para sí las misiones más difíciles, como ir al futuro de Zoom.
Como uno se imaginará hay una gran cantidad de Flashes futuros que van apareciendo, no todos terriblemente interesantes (o directamente sólo como un poco de comic relief, como el Flash gordo que se encuentra Impulse), aunque hay algunas buenas escenas como la de Jay conociendo a la hija de Wally, Kid Flash del futuro, y tomándose un helado con ella para hacerse amigo.
Las cosas van bien y logran muchas victorias contra los Cobalts, aunque no pueden evitar que la gema se consuma al menos un Flash, pero no tienen mucho tiempo para pensar ya que el 2do Flash que iba a ser consumido no es otro que Jay Garrick!. Resulta que la gema Cobalt lo viene corrompiendo desde su primer encuentro y finalmente toma el control, dándole un traje estilo Madman bastante copado.
No va a sorprender entonces que este sea el momento en el que no queda otra que involucrar a Barry Allen y aprovechar para lograr un buen momento con los 3 Flashes peleando juntos (esta vez en serio y no con un impostor como había sido en RoBA). Parece que van a ganar el día, pero ya el punto de vista cínico que indica que todavía queda otro número de la saga no permite la sorpresa del giro final, en donde la gema Cobalt no había sido destruída del todo y logra vaporizar a Barry Allen.
Barry muere entonces antes de cuando debe hacerlo, por lo que Wally no tiene tiempo para pensar que de repente tiene al Anti-Monitor enfrente queriendo matarlo por ser lo único que queda del Universo de materia. Después de tantos números de vueltas en el tiempo el motivo es claro y no es necesario explicarlo, si Barry muere antes de hacer su contribución para salvar al Universo del Anti-Monitor, los demás héroes no pueden hacerlo y pierden, muriendo todos junto con el resto de la existencia.
Wally entonces entra desesperado en un tie-in no oficial de Crisis en Tierras Infinitas, en donde va yendo cada vez un poco más atrás para ayudar a arreglar su cagada y que los héroes puedan vencer al Anti-Monitor.
El hecho de que no se le ocurra hasta el final la solución obvia arruina un poco los buenos momentos a los que lleva, porque no hay dudas de que es solamente un poco de relleno hasta que vuelva al pasado y salve a Barry de su nueva muerte a manos de Cobalt Blue.
El final definitivo de Cobalt Blue, gema, esencia y todo, se da de forma conocida ya para este punto: Wally corre tan rápido junto a ella hasta que se termina desintegrando, con la diferencia de que en este caso se nos hace pensar que Wally muere y se desintegra también.
A esto se le suma el cliffhanger/epílogo de que el Flash que se vuelve a materializar en la Tierra se ve distinto, no John Fox de nuevo en este caso, pero no sabemos bien quién.
Antes de enterarnos como sigue el tema primero viene un número fill in con Joe Casey escribiendo y Duncan Rouleau en arte (#151). Flashback a Wally como Kid Flash y una historia que involucra a Montague, gorila de Gorilla City. Wally adolescente logra evitar que se inicie una guerra gorilas versus humanos y no es un mal número, pero tampoco pasa demasiado.
—Dark Flash
Es tiempo entonces para la última gran saga de Waid en Flash, en donde nos enteramos de quien es este misterioso nuevo Flash y también de qué había pasado con Linda. Obviamente, era Kadabra el culpable.
Ya para este punto y siendo su 4ta aparición está claro que no sorprende a nadie, aunque si puede sorprender un poco la fascinación de Waid con el personaje. No hay dudas de que Kadabra es un gran villano, pero viendo en retrospectiva, termina siendo un poco sobre-usado. A la vez, es apropiado que sea el que esté detrás de la última gran amenaza en la etapa de Waid, después de haberlo intentado tantas veces.
Sin embargo, Chain Lightning me termina gustando más que Dark Flash, que también tiene sus problemas de plot rebuscado y enrevesado. Todo el misterio en torno al nuevo Flash se alarga un poco de más y después la respuesta no termina siendo tan lograda.
No digo que una historia con dimensiones alternativas y doppelgangers de otra realidad no tengan lugar en Flash, está claro que para este punto uno está acostumbrado, y el personaje de Walter tiene cosas interesantes, pero después se simplifica todo para el final y que se despida como un héroe.
Me gusta el detalle de que sea Impulse quién desde el principio se acuerda de Linda e insiste con su desaparición, por un lado por las reacciones cuando lo bardean por inventar una novia imaginaria, pero también para darle un buen momento a un personaje que en general no tiene mucho espacio para lucirse en esta serie regular.
No suma mucho el villano de The Folded Man, ni tampoco la amenaza de Replicant + Zoom + Kadabra, aunque hayan un par de buenas imágenes.
No me esperaba el giro del Wally real disfrazándose como Zoom desde el principìo pero en general toda la acción del final no es demasiado lograda. Lo mismo con La «trampa» que le hacen a Kadabra para que se crea que ni siquiera ellos ya se acuerdan de Linda y entonces deshaga el hechizo, algo bastante predecible.
Waid maneja mejor a lo largo de la saga a la relación entre Walter y Angela la rubia CSI, aunque al final sean víctimas del melodrama trágico necesario porque nunca había sido la intención de sumar otro Flash permanente a la continuidad presente.
Resulta un poco raro que Wally básicamente le diga «que cagada che, no te puedo ayudar» y pase a olvidarse de Walter y Angela mientras planea inmediatamente recrear la boda con Linda que había sido interrumpida, lo cual lleva a su vez a un final medio raro, con Wally festejando uno de los momentos más felices de su vida mientras a la vez vemos a Walter despedirse.
Flash Secret Files & Origins #02
En Noviembre de 1999 sale el SF&O #02 en donde Waid y Augustyn (junto a Ron Lim en arte) cuentan la historia principal del número, explicando tanto el odio de Boomerang y los Rogues contra el nuevo Dark Flash como la creación del Super Rogue Replicant.
Para una historia que es más que nada llenar un par de huecos, Waid le pone algo de ganas y trasfondo al origen de Replicant, aunque igual no es un personaje que termine pegando y apenas cuenta con algunas apariciones más además de estas.
Ya para este punto se puede considerar terminada la etapa de Mark Waid en Flash, pero quedan un par de extras más.
Brian Augustyn escribe sólo una Luna de Miel para Wally y Linda en el #160, con arte de Scott Kolins, y como uno se imagina las cosas no paran de fallar. Kobra es el que tiene la culpa, ayudado por una Christina – Lady Flash de nuevo obsesionada con Wally. El número no es bueno y el diálogo me hace dudar sobre que esa haya sido su contribución en el dúo.
Pat McGreal nos cuenta sobre la luna de miel de Jay en el ’47 (#161) y resulta ser bastante más interesante que la de Wally, con la JSA versus Thinker, Fiddler y The Shade, con Las Vegas de fondo. No es un mal fill in este, con lindo arte de Paul Pelletier.
Flash #162 es entonces la despedida oficial de Mark Waid y Brian Augustyn de la serie regular de Flash, aunque el número sea más Augustyn que otra cosa.
El número en sí es olvidable, todo lo del Y2K y Faust no funciona. Ni siquiera lo logra levantar el Captain Marvel como guest, resultando mejor su primer encuentro (el tie in con Underworld Unleashed), que no había sido la gran cosa tampoco.
Más allá de este epílogo un poco genérico, está claro que la etapa de Waid se termina con la saga de Dark Flash, despidiéndose ahí con su última historia épica.
Joey Cavalieri menciona en su despedida en la columna con cartas de lectores que «Mark told me that he felt he could no longer invest as much of the personal touch into Wally’s life that fans found so compelling». Es cierto que para mi los puntos más altos de las historias de Waid en Flash se dan en la primera mitad de su etapa, y para el final se termina notando un poco el desgaste.
Puede que sea más fácil verlo así en retrospectiva también, pero se sentía un poco como si Waid ya no tenía nada más para explotar en el amor de Linda y Wally ni tampoco en el personaje de Wally en sí, en cuanto a poderes o superación personal. Después de llevarlo más de una vez a lo más alto y hacerlo superarse a si mismo varias veces, y lo mismo en cuanto a su amor y relación con Linda, no le quedaba más que romper lo que había hecho y/o repetirse.
Después de casi doce mil palabras supongo que ya habrá ido quedando claro que para este punto Waid ya se había ganado la consideración de ser una de las mejores etapas de Flash en su serie regular en general, no solamente de este volumen 2 de Wally. Tiene varios altibajos, no hay dudas de que no es una etapa perfecta (si es que eso existe), pero Waid se lo gana.
Se lo gana por su aporte al Legado de Flash, desde su respeto por las figuras del pasado, a las que usa y enriquece, dándoles vida y personalidad más allá de su historia, como hace con Jay Garrick, Max Mercury, Johnny Quick, pero también por lo que suma, con Impulse principalmente y Jesse Quick también. La importancia del legado y de lo que significa ser parte del mundo Flash está siempre presente y Wally se enfrenta a todo, incluyendo terminar de darle vuelta a Barry de todas las maneras posibles, hasta encontrarselo físicamente y salvarle la vida.
Waid se lo gana también por su aporte en general a la mitología de Flash con la creación de la Speed Force, conectando a todos los velocistas del Universo DC con sus orígenes diversos de una forma que pega perfectamente, como si siempre hubiera sido la intención.
Se lo gana gracias a sagas como The Return of Barry Allen y Terminal Velocity, ambas mencionadas casi siempre entre las mejores de todos los Flashes en general, y con razón. También suma buenos momentos en otras como Dead Heat, Race Against Time y Chain Lightning, además de algunas sagas cortas y números individuales como el #91 o el #0.
Waid logra en casi 8 años con el personaje hacerlo suyo, definirlo y asentarlo al punto de que sea irreconocible en comparación con el Wally más inseguro e inmaduro de los inicios de Baron y Messner-Loebs.
El acento está puesto en la acción y entretenimiento y baja un poco en la dedicación a las relaciones personales con respecto a la etapa de Loebs, pero a la vez se centra mucho más en este aspecto en la relación entre Wally y Linda, madurándola al punto de que esté al mismo nivel de los icónicos Clark-Lois. También se dedica espacio a las relaciones con su Speed Posse, instalando un elenco casi completamente superheroico pero manteniendo a Piper al menos.
En tantos años es esperable que haya un poco de todo con respecto a villanos y así es como uno se encuentra desde el Marine Marauder a pesos más pesados como Zoom, Kobra y Kadabra (x4). Waid usa un poco a los Rogues, reviviéndolos después de matarlos (en Underworld Unleashed), pero nunca tienen un papel central como la amenaza principal, ni tampoco demasiada caracterización.
Puede que no sea tan novedosa como lo fue en su momento, algo más que obvio e inevitable por el tiempo pasado y por los comics de Flash que siguieron después hasta hoy, pero no hay dudas de que es lectura obligada para cualquier fanático del personaje y a la vez tiene varias partes recomendables para cualquier lector nuevo de Flash.
Rating:
Artistas Regulares
Greg LaRocque (#62-65, 67-71, 73-79)
Mike Wieringo (#80-83, 85-88. 90-92)
Oscar Jimenez (#100-102, 106-111, 113-116)
Paul Ryan (#119-129)
Pop Mhan (#142-144)
Paul Pelletier (#145-151, 152-159, 161-162)
Artistas Invitados
Michael T. Collins (#66), Sal Velluto (#72), Barry Kitson (#84), Rob Haynes (#86), Kris Renkewitz (#89), Carlos Pacheco (#93-94, 99-100), Salvador Larroca (#95-100), Roger Robinson (#103-104), Ron Lim (#105), Anthony Castrillo (#112-114), Jim Cheung (#115, 117), Sergio Cariello (#118), Duncan Rouleau (#151), Scott Kolins (#160).
BONUS!
Todavía queda un poco más de material de Waid en Flash, por lo que no podía dejarlo afuera:
Flash v2 – Annual #04 [1991]
Si, este anual es de antes de que arranque Waid con su etapa en 1992, pero no se puede considerar un prólogo al ser justamente el anual de Flash tie in con Armageddon 2001, en donde vemos un futuro alternativo de Wally.
Con arte de Craig Brasfield, Waid cuenta una historia de Wally retirado como Flash cuidando a su hijo, que manifestó sus poderes pero no recibió también su aura protectora, por lo que al correr con supervelocidad se hace mierda.
Paradox es el villano principal, un personaje nuevo creado por Waid y Brasfield para el anual (que nunca más volvió a aparecer en ningún lado), pero hay apariciones de varios Rogues como Weather Wizard, Rainbow Raider, Cap. Cold y Golden Glider y los henchmen de The Turtle, Sloe, Steddy y Mr. Sprint.
No es un mal elseworld pero tampoco es de los mejores del evento.
Escribe Mark Waid con Craig Boldman, con arte de Travis Charest. Tie in en este caso con Eclipso: The Darkness Within.
Levanta un poco con respecto al anterior anual, aunque se nota que Waid no se siente todavía tan cómodo con los personajes.
El anual cuenta con una rara aparición de Chunk (que no pinta mucho en la etapa de Waid) y el ataque de varios Rogues como Weather Wizard, Cap Boomerang, Trickster y Golden Glider con su primer novio Chillblaine (que para el final muere a manos de la Glider eclipsada).
Flash v2 – Annual #06 [1993]
Mark Waid con Phil Hester en arte crean a Argus para el evento «Bloodlines», en donde en cada anual se presentaba a un nuevo superhéroe y/o villano.
Como ya comenté en más detalle en mi reseña de Bloodlines, la mayoría de los personajes que se crearon para ese evento resultaron ser tremendamente olvidables. Algunos pocos eran directamente horribles y el único personaje decente en salir de ahí fue Hitman.
Argus está mas o menos en el medio. No es un personaje terriblemente malo, pero tampoco fue una gran creación que trascendió sus humildes inicios y perduró en el tiempo.
Hester no le diseña un mal traje (lo cual no es poca cosa teniendo en cuenta la pinta que tenían varios de los New Bloods), pero ya de por si los poderes lo acercan más a Batman que otra cosa, y son lo suficientemente derivativos como para que no le den demasiada identidad propia.
Waid le tiene un poco de lástima o de simpatía a su creación y lo hace aparecer cada tanto en la serie regular, pero nunca con demasiado protagonismo ni dándole la chance tampoco de que se luzca demasiado. Es entendible también, siendo que estaba participando en un comic en el cual el protagonista principal corre más rápido que la velocidad de la luz.
Flash v2 – Annual #08 [1995]
El anual 8 es la primera oportunidad que tiene Waid de contar una historia que no este ligada a un MEGAEVENTO DC, pero no zafa de tener que escribir bajo una premisa. Los anuales DC de 1995 salieron todos con el encabezado «Year One», que significaba que todas las historias tenían que estar ambientadas en los inicios de cada personaje.
Waid, con arte de David Brewer, escribe entonces una historia de Wally recién arrancando con su nuevo papel como Flash, todavía negándose a aceptar que Barry esté muerto. No le va muy bien contra Dr. Alchemy y no ayuda que Hal Jordan lo trate como el culo y lo haga sentirse todavía peor (Jay lo trata un poco mejor al menos). Hal Jordan is a dick.
Como es esperable, la historia en donde Wally todavía no se hace a la idea de ser realmente el nuevo Flash es la historia en donde Wally se termina haciendo a la idea de ser el nuevo Flash, y al final frena a Alchemy sin ayuda, con Hal Jordan y Jay desmayados.
La 2da parte del anual tiene una historia por Tom Peyer, con arte de Humberto Ramos, yendo un poco más atrás en el tiempo, con Wally recién arrancando sus aventuras como Kid Flash (antes del traje amarillo, cuando básicamente usa una versión en miniatura del traje de Flash) y en su primer enfrentamiento solo contra un Rogue, Mr. Element.
No pasa mucho tampoco con esta historia, Peyer tiene menos espacio que Waid para desarrollar algo, pero al menos no tiene a Hal Jordan haciéndolo sentirse peor de lo que ya estaba.
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Podría seguir escribiendo sobre los otros anuales que caen dentro de la etapa de Waid (#7,9,10,11,12,13), pero no lo voy a hacer dado que esto ya viene extra largo y Waid no escribe ninguno más, dejándole paso a otros escritores o a quienes lo acompañaron en la etapa (Augustyn se encarga de un par y Michael Jan Friedman aporta una historia en uno, por ejemplo).
Flash plus Nightwing – Enero 1997
Waid & Augustyn nos cuentan una historia de vacaciones de Wally junto con Nightwing, cosa que aparentemente hacen todos los años, por lo que supongo que Wally se debe tomar dos vacaciones al año (o tiene una novia que odia las vacaciones, cosa poco probable). Visitan en Nueva Orleans a la Casa de las Pesadillas o de Misterio (no se deciden mucho por el nombre ya que le dicen de las dos maneras), claramente inspirada por la famosa Casa Winchester y su sobre-construcción por décadas con una arquitectura sin sentido, escaleras que llevan a ningun lado, puertas que dan al vacío, etc.
Hay un misterio, más precisamente el asesinato de quién planeó y ejecutó la construcción de la casa, pero después nos enteramos que en realidad detrás del misterio había un cultista al estilo Lovecraft, que había terminado a la casa convirtiéndola en un portal para monstruos lovecraftianos. Mejor logrado que el intento anterior con una temática similar en la serie regular, también gracias al buen arte de Eduardo Barreto, que igual tampoco parece haberse esforzado por entregar todo lo que tenía. Zafa el especial, tiene algún momento divertido y buen arte, pero no es la gran cosa tampoco.
2da parte de GL & Flash Faster Friends (q guardo con GL)
— Waid vuelve del 231 al 236 con «Wild Wests»