[2000] Realworlds – Batman

En el 2000, DC decide publicar cuatro oneshots (especiales) con el mismo concepto, las historias van a estar ambientadas en “nuestro” mundo, el real que vivimos todos los días, y van a explorar el impacto que algunos de los héroes más populares de DC (Batman, Superman, Wonder Woman y la JLA) tienen en las personas comunes.

Así es como se publica Realworlds – Batman, escrita por Christopher Golden (Dr Fate, Buffy The Vampire Slayer, Angel) y Tom E. Sniegoski (Vampirella, Buffy The Vampire Slayer, Angel). El arte es de Marshall Rogers (Detective Comics, Batman Dark Detective, Silver Surfer, Eclipse), un artista con varias décadas de carrera en los comics, que se mantiene más que vigente.

La historia tiene como protagonista a Charlie Duffy, un pibe de 28 años, afroamericano (bien políticamente correcto), con un poco de retraso mental. Charlie es fanático de Batman desde que tiene memoria, se la pasa vistiéndose como él cada vez que puede, y cuando tiene que ir a trabajar lleva una remera de Batman abajo de la camisa. Tiene el cuarto lleno de muñecos, posters, comics, etc, todo de Batman y personajes asociados. Charlie vive en un departamento con un tal Mike que es el que lo cuida y el que le hace de figura parental, y trabaja en un mercado a unas cuadras de su casa. Ya en las primeras hojas queda claro que Charlie es un personaje muy querido y conocido en el barrio, y siempre hay alguien para defenderlo si alguien empieza a burlarse o bardearlo.

Charlie vive bastante feliz de esta manera, y se la pasa relatando las cosas que hace como si fuese una aventura de Batman, lo cual es festejado por la mayor parte de las personas con las que se cruza. Aunque exageran con el ambiente feliz y contenedor, Golden y Sniegoski para mi hacen bien en dejar bien en claro que alguien con un retraso mental, claramente diferente a la norma, es alguien que se merece el mismo respeto y afecto que cualquier otro. El personaje de Charlie cae simpático y no da lástima (al menos la mayor parte del tiempo), otro logro de G y S. Todo el especial tiene un poco el aura de una historia con moraleja y final feliz, fallando un poco en la intención de mostrar una historia realista. Hay cosas de la historia y momentos que cruzan el límite de lo creíble, haciendo que se pierda todo el supuesto realismo.

El arte de Marshall Rogers me encanta, puede ser un poco rígido en su narrativa de a momentos, pero como dije antes, es un artista que está perfectamente vigente a pesar de décadas en el medio, y su estilo no parece de los cincuentas, aunque tenga un estilo clásico. Las caras tienen mucha expresividad y claramente le presta bastante atención a los detalles, lo cual siempre suma.

La portada es también de Rogers y Cebollero (el encargado de las tintas), que se mandan una linda portada. No es excepcional ni tiene un diseño demasiado novedoso, pero tiene que ver completamente con la historia y es en si un lindo dibujo.

Después de varias escenas de la vida cotidiana de Charlie obviamente le pasa algo poco común (obviamente porque si todo el comic era sobre su vida cotidiana iba a embolarme bastante rápido) y se encuentra con Clarissa, quien fuese de pendejos su compañera en jugar a los superhéroes, siendo su Robin. Clarissa entra al mercado donde trabaja Charlie, que la reconoce y la ve robarse un par de latas.

Clarissa resulta ser una Robin bastante venida a menos, que anda metida en drogas pesadas (le muestran marcas jodidas de inyectarse) y que se junta con unos pibes dealers medio losers pero que se hacen los pesados.

Resumiendo, Charlie lógicamente intenta salvarla de su vida de mierda, y no le sale demasiado bien en ningún momento, y termina con la banda de dealers con la que andaba Clarissa buscándolo para cagarlo a palos. La escena del final en la que todos los del barrio, hasta los que alguna vez lo cargaban, se unen para ayudar a Charlie y cagar a palos a los dealers busca emocionar, pero a mi no me llegó demasiado, aunque es un buen momento.

El mejor momento de la serie se da alrededor de la primera película de Batman de Tim Burton, que se va a estrenar seis días después del primer día del especial, y Charlie va tachando los días en su calendario para verla en el estreno. El día del estreno va a verla y sale flasheado, decidido a ser un Batman más jodido (esto es antes de que se pudra con los dealers). Mike le compra el traje de la película, con más negro, sin gris, y Charlie aparece triunfal así vestido cuando los dealers entran a su departamento, pero se tropieza y lo empiezan a cagar a palos.

Después de que la policía se lleve a los dealers, queda tiempo para el epílogo en el que vemos que Clarissa se decide a cambiar su vida y dejar las drogas, obviamente ayudada por toda la experiencia con Charlie y la ayuda que recibe. Este es el momento feelgood del final que no podía faltar, con todo el tono positivo que tiene el especial, y le termina restando a mi opinión del número. El especial me gustó, pero no me parece nada demasiado memorable por este tipo de clichés, el final feliz resulta demasiado perfecto para una historia supuestamente ambientada en el mundo real-real, aunque supongo que una cosa así podría darse… con una chance de varios millones a 1, ponele.

Más allá de este tipo de cosas, el especial se deja leer, entretiene, y el personaje de Charlie es simpático, te termina ganando con su fantasía de ser Batman (si vas a flashear que sos un superhéroe, Batman es el que más onda tiene elegir).

No leí todavía ninguno de los otros tres especiales con esta temática Realworlds, pero ya los voy a buscar para escribir algo y poder compararlos al final, aunque dudo de que sean fáciles de conseguir.

Rating: ★★★☆☆

 

 

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