Cualquiera que sigue aunque sea un poco de rebote el mundo de los comics norteamericanos sabe que desde hace tiempo que la mayor parte de las grandes decisiones editoriales son tremendamente influenciadas por el mundo de las películas de superhéroes, que desde hace ya más de una década que se convirtió en uno de los vehículos más efectivos de Hollywood para generar ingresos de miles de millones de dolares (y también para financiar y solventar fracasos que de no ser por la moda nunca hubieran sido filmados).
Esta tendencia arrancó primero gracias al éxito de la película de los X-Men del 2000, que levantó varias veces la cantidad de millones que salió hacerla y además era bastante decente. La película dirigida por Bryan Singer logró mostrar que se podía hacer una película moderna de superhéroes de bastante calidad, no necesariamente sólo para los más chicos y adolescentes, y que además la tecnología había avanzado lo suficiente como para permitir que se viera muy bien y no ridículo o barato.
X-Men fue una apuesta, riesgosa si se imagina que tal vez se cruzó por la cabeza de alguien respetar los coloridos trajes de los comics (y varios fans lo reclamaban), pero que salió muy bien y el éxito continuó después con Spider-Man (2002), X2 (2003) y lo demás es conocido.
Marvel tenía que buscar capitalizar estos potenciales nuevos lectores con historias accesibles, dirigidas a un nuevo publico y que no sean tremendamente diferentes de lo que se veía en las películas, las cuales se alejaban bastante de la actualidad de la enrevesada continuidad oficial.
Bill Jemas y Joe Quesada idean entonces el que va a ser el Universo Ultimate, un nuevo Universo en donde todo arrancaba de cero, con historias y continuidades frescas y nuevas, y reducido además a un par de series regulares y miniseries de los personajes y grupos más importantes, cosa de no sobrecargar un mercado ya cargadito. El primer título en debutar a finales del 2000 iba a ser el Ultimate Spider-Man de Brian Michael Bendis, que es lo suficientemente bueno como para que le vaya a hacer una review más adelante, y muy poco después, en Febrero del 2001, debutaba Ultimate X-Men por Mark Millar y Adam Kubert.
Se dice que Jemas y Quesada querían que Bendis agarrara a los X-Men pero éste no quiso, prefiriendo relanzar a Spider-Man, por lo que fueron a buscar al escocés Mark Millar que para ese momento ya había hecho algunas cosas pero no era todavía muy conocido. Millar no conocía mucho de los X-Men, por lo que se basó bastante en la película del 2000, o al menos esa fue la explicación oficial, ya que seguramente no hubiera tenido mucha elección de cualquier manera en ese momento.
Así es como arranca entonces un nuevo comienzo de los X-Men que en su momento compré y leí entusiasmado, representando a la perfección el target de la serie. Como mencioné al pasar en la review de los New X-Men de Morrison, el grupo de mutantes siempre me cayó simpático más que nada gracias a su viejo arcade y el juego de Sega, y en menor medida por la serie animada, y es por eso que fui con bastantes ganas a ver la película y en su momento me encantó (me sigue gustando). No tardé mucho en animarme a buscar algún comic de los X-Men para leer y, rehuyéndole a los años de continuidad, agarré a los Ultimate X-Men de Millar casi al mismo tiempo que los New X-Men de Morrison (comprando lo que pude en inglés primero, en las ediciones de Conosur después, y en inglés de nuevo al final).
The Tomorrow People
Millar arranca con un roster de X-Men con mezcla de clásico y moderno, con el Profesor Xavier a la cabeza, acompañado por una Jean Grey sin problemas en vestirse suelta de cuerpo, un Cyclops con pinta de ser aburrido como siempre, Bestia en su forma humana todavía no cubierta por pelo azul, un Coloso tan brillante y metálico como novato, una Storm inexperta e insegura en el uso de sus poderes y un Iceman adolescente y bastante perfil bajo. Hay varios miembros fundadores como Xavier, Cyclops, Bestia, Jean Grey, Iceman, con el agregado de Storm y Coloso (y muy poco después también Wolverine), quienes se suman del relanzamiento de Claremont. No me molesta que lo hayan limpiado, no me gusta Angel, el único original que falta.
Por el lado de los villanos, Millar arranca homenajeando a quien fue el primer villano de los X-Men, Magneto, quien tiene la distinción de ser el supervillano principal de los X-Men desde siempre, apareciendo desde el primer número, cosa que no se cuantos supervillanos principales pueden decir. Magneto aparece en un video y es mencionado junto con su Brotherhood en éste primer número, aunque los que aparecen directamente son los Centinelas, en este caso la respuesta estadounidense oficial ante la amenaza de los mutantes, que los ponen a cazar a todos quienes registren esa marca genética.
Así es como los X-Men salvan a Iceman y lo unen al grupo en su primera aparición oficial, mostrando de paso su nueva estética más sobria y acorde a los trajes de la película, aunque acá se animan con unos detalles amarillos en botas, cinturones, tiras, etc, y con un fondo rojo en la X distintiva, todo rodeando un gris oscuro azulado dibujado con muchos tonos de negro.
Jean sigue siendo la que tiene menos tela/cuero encima, dejando panza, cadera, hombros, etc, al aire, claramente para este punto la elegida para ser sugestiva para la vista, lo cual no sería perturbante si no fuera porque en el segundo número nos enteramos de que tiene 17 años. Claro que en el tercero ya aparece levemente más tapada y Wolverine menciona al pasar que tiene 19 años mientras se la chamulla, por lo que puede que este detalle no haya sido pasado por alto y se lo hayan hecho cambiar sutilmente a Millar/Kubert.
Al final del primer número ya tiene más protagonismo Magneto, que aparece junto con sus hijos y clásicos laderos Quicksilver y Scarlet Witch, en otro guiño de Millar a sus encarnaciones originales antes de que se reformaran y se unan a los Avengers. Pronto van a aparecer también Toad, Blob y Mastermind acompañándolo. El giro nuevo es que Magneto decide encargarse del nuevo grupito que anda armando el pelado pero mandando a Wolverine, aparentemente asesino a sueldo en este nuevo mundo.
Wolverine tenía ya varios enemigos que se meten en el medio, siendo un ex black ops yanki que se había escapado hacía un año y medio de Weapon X, que lo van a buscar. Los X-Men, siguiendo sin saber una pista de Magneto, también van a buscar a Wolverine, por algún motivo, y terminan rescatándolo bastante fácil ya que a Storm lo de estar insegura con usar sus poderes se le había pasado en un número. Se lo llevan con ellos, cumpliendo así el objetivo que tenía Magneto de que se infiltre en el grupo.
No sorprende ver bien rápido una nueva encarnación del triangulo amoroso más usado y desgastado del universo mutante, que es el que se da entre Cyclops-Jean-Wolverine, siendo el status quo que Jean está con Cyclops pero le tira o alguna vez tiró el chico malo Wolverine (que tuvo igual innumerables cambios y seguramente los tendrá más, de hecho ni idea cual será el status actual).
Millar elige seguir la dinámica clásica al pie de la letra y Jean, si bien tiene onda con el chico correcto y serio Cyclops, le tira el hombre rebelde, transgresor y un poco oscuro de Wolverine, que le rompe la boca bastante rápido. Cyclops ve esto desde la ventana, incluyendo probablemente el hecho de que Wolverine nota que los está mirando y se sonríe, y después de una discusión con el Prof Xavier (con leve manipulación mental de éste incluida) se va todo enojado a unirse a Magneto y su Brotherhood en la Savage Land.
El giro bastante clásico del héroe que se une al grupo de villanos, que sabemos de antemano que no va a durar mucho, se ve entonces explicado con bastante sentido por el hecho de que Cyclops tenga 18 años en esta encarnación, por lo que es esperable que por más serio y correcto que sea, cuando hay calentura por una mina y enojos, alguien recién saliendo de la adolescencia puede hacer cualquier cosa, como ser en este caso unirse al bando directamente rival. Suena un poco exagerado porque podría simplemente haberse ido a dar vueltas por ahí y Cyclops no tenía mucha pinta de villano, pero está claro que historia quería contar Millar. Ya va a haber espacio para el regreso triunfal y la redención suponemos, aunque lo que más le va a importar al héroe va a ser conseguir la mina, como siempre es en general.
Al principio las cosas no le salen demasiado bien a Cyclops, en su nuevo grupo no lo quieren demasiado y aunque Wanda – Scarlet Witch parece estar echándole el ojo, en su vieja casa Wolverine ya saltó rápido abajo de las sábanas con Jean, que parece pasarla bastante bien.
El gobierno yanki acepta frenar su iniciativa de caza de mutantes con los Sentinels gracias a los X-Men, pero eso no los frena de mandarlos a la Savage Land, lo cual no hace más que regalarle a Magneto un ejército de robots voladores gigantes. Con una rápida reprogramación pasan a cazar humanos en vez de mutantes, y Magneto se los lleva a los casi cuatrocientos a destruir América, aunque eso es lo que dice, parece referirse más que nada a Estados Unidos.
Cyclops ya no venía muy convencido con la retórica de dictador absolutista de Magneto y esto ya resulta demasiado para él, por lo que contacta a los X-Men para comunicarles todo el tema. En el medio Wolverine decide confesarse en un momento romántico con Jean y le dice cual era su misión original, la cual cambia gracias a ella y a Xavier, que parecen genuinamente haberlo convertido para la causa, aunque Jean no está nada contenta y lo manda al freezer. Todo esto posibilita la esperada redención de Cyclops, que junto con los X-Men y unos Quicksilver y Scarlet Witch arrepentidos, logran frenar a Magneto y los Sentinels. No tiene tampoco una mega escena heroica, por lo que no es una gran redención, pero vuelve al grupo y si bien no consigue a la chica, esta vuelve a estar disponible para que reanude el remo que seguramente esta vez va a dar resultado.
El discurso de Magneto no es ninguno demasiado nuevo o que se desvíe mucho de su faceta de líder de la nueva raza de Homo Superior que había venido para reemplazar a los humanos y liderar el mundo, y él se postula y elige como responsable para acelerar todo el proceso y estar a cargo. Cyclops le critica sonar como Hitler, y es un paralelismo bastante fácil, ya que mientras Magneto critica a los humanos como inferiores por sus genocidios, guerras, el Holocausto, etc, el propone e intenta llevar a cabo sus propios genocidios de humanos, justificados por ser criaturas inferiores que osan no reconocer su lugar como Nuevo Rey del Mundo. A su vez predica amor para todas las criaturas inferiores, pero lo hace con más ganas si se refiere a una mariposa o un perro que a un humano. No se mete en temas demasiado innovadores o profundos, simplemente los mutantes son superiores y los humanos ya fueron y tienen que morir por haber cometido el error de cazarlos con los Sentinels.
Como ya ha pasado alguna vez, Magneto encuentra un final abrupto cuando Quicksilver accede a sacarle el casco que lo protegía de los poderes mentales de Xavier, que al tener la oportunidad toma el control y lo hace pseudo explotar en una bola de magnetismo antes de que logre llevar a cabo su villanesco plan B de hacer volar y explotar todos los misiles nucleares del mundo.
Millar termina así el primer arco argumental en su nuevo universo de X-Men, con un Magneto seguramente todavía vivo, pero claramente derrotado por unos X-Men que terminan fortalecidos y con un par de miembros nuevos, convirtiendo a su causa pacífica hasta a un asesino como Wolverine.
En el medio fue estableciendo los elementos más básicos del nuevo universo, con una humanidad que le tiene mucho recelo a los mutantes y con esto exacerbado en Estados Unidos, que es donde a su vez aparece el único grupo con la misión de darle un buen nombre a los mutantes y trabajar en unas relaciones con los humanos que sean positivas, justamente los X-Men.
Nada nuevo, pero tampoco era la idea. El Universo Ultimate fue creado para volver a contar las grandes historias del pasado adaptadas por una nueva voz y artistas modernos, como en éste caso Millar homenajeando clásicos de los X-Men. Toma todos elementos clásicos y conocidos para la construcción de su mundo, pero termina quedándose un poco a mitad de camino con su aggiornamiento de las historias, haciendo un comic clásico de superhéroes y supervillanos con un poco de chapa y pintura.
Instala el status quo de los mutantes perseguidos, repudiados y discriminados por la sociedad y también la amenaza de los Sentinels gubernamentales y la Brotherhood de Magneto, pero se queda en volver a contar las mismas historias sin darle ningún giro particular, ni tampoco profundizar demasiado. Tal vez buscó hacerlo, pero no le dejaron. Termina siendo un poco como esa remake de Hollywood que le actualiza los efectos especiales y la fotografía a una película, pero termina contando la parte de la historia más recortada o sin lograr darle la substancia que antes tenía, por más que mande un cliffhanger en cada final de número (alguno mejor que otro, ya más forzado o sin mucho impacto).
Millar le tira un centro a todos los fans de la película que querían ver a Famke Jansen apretando con Hugh Jackman antes que el aburrido de James Marsden, y hace que acá Wolverine si consiga a la chica y no Cyclops, pero para el final del primer arco Jean ya lo había volado.
En el segundo arco Millar muestra que no pierde tiempo en todo el tema amoroso y debuta su segunda relación, en este caso novedosamente entre Storm y Bestia. Digo novedosamente porque yo al menos es la primera vez que lo veo (no se si habrá pasado en la continuidad oficial, puede que si), aunque todo el tema no me causa demasiado. No les veo o no les logran dar demasiada química, por un lado, y por el otro tampoco me termina de cerrar el estereotipo «Mujer Bonita» elegido para Storm, la chica con grandes privaciones que de repente cambia su situación y se pone a disfrutar la vida al máximo, mientras que Bestia no es Edward Lewis sino el estereotipo del nerd muy inteligente y grandote (aunque en este caso no gordo) que sale con una chica que le parecía fuera de su alcance y es muy inseguro. El Bestia de Millar me parece reconocible y que va cerca de la esencia del personaje, pero ya no su Storm, muy alejada de otras Ororo pero no necesariamente para mejor.
Return to Weapon X
Siguiendo acorde a las películas (aunque en este caso adelantándosele un par de años a X2), el segundo arco argumental de Millar va a tener a Wolverine explorando su pasado y encontrándose con el programa de Weapon X, aunque los paralelismos no se van a terminar ahí.
Al igual que en X2 pero sin Stryker, Weapon X encuentra y ataca la mansión X, aunque acá todavía no era un Instituto establecido y con alumnos por lo que sólo se encuentran a los X-Men, aunque no a Wolverine, al revés que en la película. El grupo es sorprendido y no les duran mucho a Sabretooth, Juggernaut, Rogue, Nightcrawler y varios militares que acompañan todo el asunto. No los matan, sino que los reclutan forzosamente a la causa en una guerra en la que ya estaban participando, solo que a otro nivel y de un lado bastante opuesto al que estaban.
Después de un poco de experimentación genética sobre Bestia para aumentarle sus habilidades naturales éste empieza a tomar su color azul ya característico, cosa que era cantada para pasar más temprano que tarde, como termina siendo el caso. Movidos por necesidad, no pasa mucho hasta que el Coronel Wraith (el Stryker de acá) los manda en su primera misión junto con los otros miembros de Weapon X.
El objetivo resulta ser rescatar a Nick Fury de manos de una organización terrorista que hacía manipulación genética de mutantes para crear armas biológicas mutantes. Todo sale bastante bien para los X-Men, pero Wraith igual se las arregla para reconfirmar su condición de verdadero villano obligando a Jean a matar a un científico que se arrepienten de reclutar. Wraith resulta no ser tan salame y había anticipado todo el tema, por lo que activa un dispositivo en la cabeza de Cíclope que se la va a terminar volando si Jean no sigue las órdenes y mata al científico, y esto es lo que termina haciendo para salvar a Scott. Acá Millar como se puede ver empieza a animarse y meter un poco de mano, dándole un trasfondo jodido a Jean todavía antes de que aparezca todo el tema de Phoenix.
Finalmente en el cliffhanger del nro 10, vemos que Xavier no había muerto como era esperable, sino que estaba atravesado de tubos y aparentemente a servicio de Wraith, que no dejaba malgastar ningún potencial recurso.
Recapturan a Wolverine, y entonces Sabretooth, el flamante ganador del premio a la mayor cara de boludo que veo en comics en un par de años, se hace el banana enfrente de Coloso y Iceman, pero como era esperable, todo era parte de un plan. Wolverine consigue que lo ayude la Brotherhood of Mutants, que procede a cortar la electricidad del lugar, lo cual libera a todos de sus celdas además de hacer que Wraith pierda el control sobre Xavier cuando éste se despierte.
Recapitulando un poco, Wraith hasta acá había logrado apresar a todos los X-Men y asesinar a una junta de generales que quería cerrar Weapon X, entre otras cosas, y termina siendo derrotado con algo tan simple como cortarle la luz. Wraith continúa su tendencia descendente como villano amenazante haciendo cosas como dispararle así nomás tres tiros en el pecho a Xavier o querer escaparse en helicóptero de una docena de mutantes con poderes variados, siendo volar uno compartido por varios ya de por si.
Wolverine tiene su duelo aparte con Sabretooth, escena repetida hasta el hartazgo en diversas series y miniseries que Millar no se puede resistir de incluir aprovechando nuevamente al nuevo universo en el que tiene que hacer las mismas cosas que antes todo lo que pueda. Lo hace con su estilo, pero éste resulta ser bastante genérico, Wolverine y Sabretooth se bardean, Wolverine lo trata de boludo, Sabretooth se enoja, pelean, Wolverine gana. A favor de Millar, hay un buen momento cuando Wolverine lo bardea a Sabretooth por copiarle sus garras de Adamantium y agregarse una más y la pelea no dura mucho.
Hay algo de conflicto moral con respecto a matar a todos los humanos de las instalaciones o no y Coloso, Cíclope y Storm aceptan darle para adelante sin mucho problema. Coloso de hecho empieza a intentar tirar abajo el edificio, lo cual parece un poco mucho, pero es Jean la que los frena para mandarse un discurso moralista clásico de superhéroe que resulta ser bastante apropiado. Por más que sean los modernos 2000s, los X-Men no tienen que andar matando gente así nomás (menos Wolverine, para quien ya está aceptado por venir básicamente desde el principio del personaje), y está bien el cliché para reforzar el que ellos son los héroes, a diferencia de la Brotherhood y de los otros villanos que aparezcan.
Al final Weapon X termina destruido, pero el Cnel Wraith zafa de morir calcinado en la explosión de su helicóptero gracias a un Nightcrawler que no quería que Storm tenga su muerte en su conciencia (dejándole entonces solamente el cargo de conciencia de efectivamente haber intentado matar a Wraith para ni siquiera lograrlo), los X-Men terminan libres y todos bien (aunque con un Bestia azul) y la Brotherhood incrementa su membresía en varios números, levantando a todos los ahora renegados libres de Weapon X, incluyendo a Nightcrawler extrañamente.
Millar elige terminar su primera etapa con un cliffhanger un poco raro, con un Prof Xavier en un espíritu medio hippie que anuncia estar sorprendido por lo de Nightcrawler pero que no le importa mucho porque solamente es cuestión de tiempo para que ellos se unan con Magneto y todo el resto bajo el mismo techo, todos como una gran familia feliz. Magneto supuestamente estaba muerto pero nadie se creía demasiado que fuera así, por lo que esa revelación no sorprende tanto como el sueño de Xavier de estar todos juntos y ser felices, el cual resulta un poco ingenuo para este punto.
Pasando al arte, el trabajo de Adam Kubert es un punto alto de esta nueva serie y probablemente le haya sumado mucho a su éxito inicial con su estilo moderno pero no tremendamente exagerado. Kubert acá representa lo mejor de las innovaciones en los comics de superhéroes de los 90s sin recaer en sus excesos, o al menos no tanto, el número de bolsitos, cinturones y tiras en los trajes de los personajes y la presencia de músculos nuevos está en un mínimo aceptable.
Tiene un estilo fluido que se brinda muy bien a la acción y dibuja buenas figuras y caras, y aunque no descolla en las expresiones faciales la mayor parte del tiempo, hace un gran trabajo. Intenta algunos diseños de página novedosos, algunos le salen mejor que otros. Se toma una pausa y vuelve para encargarse de la mayor parte del segundo arco de Millar, en este caso apoyándose en Tom Raney y Tom Derenick cuando se ve que ya no llegaba a la deadline mensual.
Para los dos últimos números de Tomorrow People, Adam deja el arte a mano de su hermano Andy Kubert, con tintas de Danny Miki y Joe Weems V, y éste sigue bastante bien el trabajo, aportando en buen nivel y sin causar un impacto visual. Tiene o usa un estilo parecido acá, un poco menos detallado pero más fluido, con figuras un poco menos clásicas, y cumple con dos buenos números.
El arte de Raney no es que contrasta mucho con el de los Kubert, pero ya si se nota la diferencia en estilo, no es una transición tan fluida como lo es entre hermanos. Igual cumple con un trabajo decente en el número que le toca dibujar, con tintas de Scott Hanna (que también aporta un poco en el #12). El último artista invitado, Tom Derenick, no llega a tener un número entero sino algunas hojas del #12, claramente llamado de apuro para completar los huecos que no iba a poder cubrir Adam K. y hace lo que puede en el seguramente corto tiempo que debe haber tenido para entregar las páginas, tampoco da para darle muy duro o analizarlo demasiado.
A Adam Kubert le terminan aportando tintas Art Thibert (1-4, 7-8, 10), su viejo Joe Kubert (11), Danny Miki (12), Scott Hanna (12) y Lary Stucker (12). Parece ser que la intención era que Thibert fuera el entintador regular y las colaboraciones posteriores vinieron a cubrir huecos, pero sea como sea el caso, su arte se ve mejor cuando lo entinta Thibert.
Adam hace las portadas de los primeros números (con ayuda de Richard Isanove en un par), con Andy encargándose de hacer un Coloso con un pecho gigantesco en el número 5 y una Storm en pose de bailarina en el #8. Tom Raney se encarga de la portada del #9, dibujando a un Iceman bastante contento de estar surfeando caminos de hielo por el aire en la ciudad. Claramente había un patrón de dedicarle la mayor parte de las portadas a personajes individuales, siendo Wolverine el que sin sorprender a nadie repite más de una vez en la portada, además de un par en las que aparece el grupo entero. La que más me gusta es la del #7, con un Nightcrawler a punto de teletransportarse o llegando, con parte de su nube de azufre alrededor.
Apoyándose mucho en el arte de los Kubert, Ultimate X-Men logra convertirse desde el principio en un nuevo título de la familia de mutantes que vendía más o menos lo mismo o inclusive a veces un poco más que Uncanny X-Men, y no mucho menos que los New X-Men de Morrison, o sea un éxito comercial más que bastante respetable para la editorial y para el nuevo proyecto del Universo Ultimate. Esto va a empezar a declinar más adelante, pero eso no pasa durante este primer año de Millar, que termina vendiendo arriba de las 100.000 copias por número.
Ya desde lo creativo el análisis es diferente, por más que en un comic como éste sea algo subordinado a su éxito comercial, igual se pretende una historia que enganche, interesante, vibrante, ágil, los adjetivos que se quieran. No me pasa mucho esto a mi en la relectura, aunque también me doy cuenta de que estoy influido por la distancia entre hoy y ese 2003 en el que leí por primera vez este nuevo título. En su momento me encantó y me enganchó bastante, al menos por un par de años. Empecé a leer este comic y el New X-Men de Morrison casi al mismo tiempo, y gracias a las películas estaba bastante ávido de comics de mutantes, lo cual le agregaba entusiasmo a leer las historias.
Hoy las leo desde otro lugar y me encuentro con que perdieron bastante del brillo novedoso del 2001, y las veo más cerca de los 90s EXTREME que acababan de terminar que con una nueva ola de historias modernas, más moderadas visualmente y queriendo ponerle más calidad a las historias. Aunque también hay algo de esto, los mejores representantes de lo segundo terminan siendo otros títulos, quedándose Ultimate X-Men más atrás. No quiero decir que sea un comic noventoso descerebrado, con armas gigantes y diálogos neanderthales, sino que todavía tiene algunos de los elementos de esa moda y no logra despegarse del todo, aunque empieza a hacerlo y es parte de un principio de vuelta de página.
Ultimate X-Men se deja leer, entretiene a veces, pero nunca llega a niveles épicos ni mucho menos, quedándose corto cuando busca emocionar con golpes de efecto, momentos tensos, y genuinas secuencias jodidas para los personajes, como Jean viéndose obligada a matar a un científico para salvar a Cíclope. Es igual un comic introductorio decente, y todo se siente fresco y nuevo porque lo es en una nueva realidad, pero en la que rápido empiezan a pasar las mismas cosas que en el universo original, o muy parecidas.
Se lo recomiendo comprar a cualquier lector de X-Men, aunque seguramente éste ya la compró en algún momento y dejó de leer antes de su lánguido final, como fue mi caso. No es el comic que le recomendaría a un potencial interesado en introducirse en el mundo de los mutantes de Marvel, más allá de que no soy ninguna autoridad en el tema mis recomendaciones irían para el lado de Morrison o también inclusive otros arcos argumentales dentro de éste título, pero no esta primera etapa de Millar realmente.
De encontrárselo por ahí barato recomiendo comprarlo igual, tiene lindo arte de a momentos y siempre se puede guardar para dárselo de leer a futuros hijos púberes/adolescentes.
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