Books of Magic tiene como protagonista a Tim Hunter, un pibe de doce años que aparentemente está destinado a ser el mago más poderoso de la era, que de repente ve como empieza a cambiar su vida, acercándose a la magia (y consiguiendo su propia lechuza mascota, entre otras cosas).
Existen las suficientes similitudes entre Tim Hunter y Harry Potter (aunque también hay varias diferencias) como para que mucha gente haya empezado y seguido el rumor de que J.K. Rowling se había robado la idea de Neil Gaiman y también se dijo que este le iba a hacer o había hecho juicio, pero esto resulto ser boludez más de la internet. Cuando se le preguntó a Gaiman sobre esto dijo que J.K. y él habían tomado los dos de la misma fuente y ni habían sido ni por cerca los primeros en escribir sobre un joven mago, que lo que importaba era lo que se hacía con las ideas.
Más allá de cual haya sido la inspiración real de J.K. Rowling, es verdad que ya de por si el concepto de un pibe mago que resulta ser el “elegido” es una variación más de ese tipo de historias que son recurrentes en distintas formas.
La primera miniserie de Books of Magic (después le sigue una serie escrita por John Ney Rieber sobre la que alguna vez hablaré) está escrita por Neil Gaiman, por si a alguno le quedaba alguna duda, y cada uno de sus cuatro números está manejado por un artista diferente.
Los cuatro artistas son: John Bolton (Batman: Manbat, Gifts of the Night, User), Scott Hampton (Batman LOTDK, Black Widow, The Dreaming), Charles Vess (The Sandman, Fables 1001 Nights of Snowfall, Stardust) y Paul Johnson (Batman LOTDK, The Invisibles, Mercy). Los nombres hablan bastante por si solos, y cada artista la verdad que dejó lo mejor de cada uno en su número, teniendo control total sobre su arte (cada uno dibujo, entintó y pintó su número). Si tengo que elegir a uno me quedo con el trabajo de John Bolton pero la verdad que cada uno de los cuatro se mandó un trabajo tremendo.
Books of Magic (la primera miniserie) es un gran comic. No diría que es uno de los mejores de todos los tiempos o alguna frase pomposa del estilo, pero es realmente un muy buen comic. La historia tiene una premisa relativamente simple, pero las palabras de Gaiman y el tremendo arte que tiene te ganan, es una obra de mucha calidad. Books of Magic es uno de los primeros comics que le daría a leer a alguien que no lee comics, por ejemplo.
Al principio de la historia vemos la formación de la “Trenchcoat Brigade”, algo así como «La Brigada de Pilotos Impermeables», en alusión a los pilotos que todos tienen puestos. No es un nombre oficial lógicamente, Constantine lo dice como chiste y el nombre pegó lo suficiente como para servir de título a una miniserie años después con los cuatro.
El Phantom Stranger junta a Dr Occult, Mister E y John Constantine para darle a Tim Hunter la opción de entrar al mundo de la magia con su guía y ayuda.
El Phantom Stranger es un personaje bastante viejo de DC, creado en 1952 por John Broome y Murphy Anderson. El origen del Phantom Stranger nunca fue aclarado por DC y hasta este momento sigue indefinido. En un especial de Secret Origins se le dieron cuatro posibles orígenes, pero el que más veces apareció referenciado es el cuarto de esos (la historia que presenta este origen esta escrita por Alan Moore) que dice que el Stranger es un angel caído que no tomó partida ni por el Cielo ni por el Infierno durante la rebelión de Lucifer, lo que hizo que lo condenen a caminar la Tierra solo por toda la eternidad.
Dr Occult es un personaje todavía más viejo de DC, más viejo que Superman inclusive, y de hecho es el personaje de DC más viejo en uso dentro de la continuidad. Dr. Occult fue creado por Jerry Siegel y Joe Shuster (sí, los creadores de Superman) y en cierta manera es el primer superhéroe, aunque no lo era tan estrictamente hablando y no tuvo mucho éxito, apareciendo por última vez en 1938, en su primera etapa.
En 1985 “reviven” al personaje con algunas modificaciones, y ahí se le da el origen actual del personaje. Dr. Occult y Rose Psychic son rescatados de la muerte por un grupo obscuro que se llama “The Seven” que entrenan a los dos dentro de las artes ocultas. Dr Occult y Rose en algún punto se convierten en la misma persona (van switcheando), y hay dos supuestos orígenes de esto, pero ya es demasiado, los orígenes demasiado confusos me aburren.
Mister E fue creado en 1980 por Bob Rozakis y Jack C. Harris. E tiene un origen un poco más extremo que los otros, de chico su papá lo encontró viendo una revista erótica y lo castigó sacándole los dos ojos con una cuchara. Esto, sumado a su crianza católica ortodoxa, lo hizo un individuo bastante trastornado, que busca erradicar el mal, pero de acuerdo a su criterio, que no es bastante permisivo. Mr. E es ciego pero “ve lo que necesita ser visto” y puede ver el bien o el mal en el alma de las personas. Tiene la habilidad de caminar adelante y atrás en el tiempo.
John Constantine no necesita demasiada presentación. Es el personaje creado más recientemente de los cuatro, y por lejos el más famoso, siendo el único de los mencionados que tiene una película, por ejemplo (aunque no esté muy buena y tenga a un Constantine Keanu Reeves con acento yanqui y morocho). Creado en 1985 por Alan Moore, Steve Bissette y John Totleben, muy rápido se ganó su propia revista, Hellblazer (de la que van a haber varias reseñas en esta página). Constantine es un mago inglés que tiene mucho de conman (artista de la estafa) adentro, al que se le pasan muriéndosele casi todos sus amigos, y que zafa de cualquier quilombo en el que se meta, de una manera u otra.
Me gusta la manera en la que Gaiman escribe a cada uno de los personajes, dándoles a cada uno una voz bastante distintiva, y acorde a la historia de cada personaje. El único que no resalta demasiado es Dr. Occult, que sigue siempre la misma línea que el Phantom Stranger, pero es algo característico del personaje también.
Estos cuatro se encuentran con Tim, y le ofrecen conocer el mundo de la magia, diciéndole que la elección de entrar a ese mundo es suya. Cada número tiene un tema en particular, en el primero Tim visita el pasado con el Phantom Stranger, en el segundo John lleva a Tim a conocer la escena actual de la magia y a algunos de los jugadores, en el tercero Occult lo lleva a conocer Faerie (el mundo de las hadas) y otras dimensiones y reinos, y en el cuarto Mr. E lo lleva a conocer algunos posibles futuros.
El número que más me gustó de todos fue el del pasado, aunque el de Faerie está ahí cerca. El Stranger lleva a Tim al principio del universo, o bastante al principio al menos, y ve de lejos la caída de Lucifer y sus seguidores. Visitan varias etapas y épocas, todo tremendamente dibujado por John Bolton. En este caso el dibujo no es dinámico ni demasiado fluido, pero la verdad que se ve de puta madre. Los mejores momentos de este número son cuando Tim escucha el monólogo dirigido a él del viejo mago de Atlantis, y cuando habla con Merlín. En este número aprende que la magia es algo que siempre viene con un precio, que siempre es muy alto.
El segundo número, con Constantine, tiene muy buenos momentos, especialmente las interacciones de Tim con John, pero baja un poco cuando Tim se queda sólo con Zatanna y van a ese bar para magos y demases del rubro. Los dibujos de Hampton me gustan mucho también, y mantiene el mismo nivel visual de la serie, todo se ve de puta madre.
El tercer número, donde Tim visita Faerie con Dr. Occult también tiene muy buenos momentos, como la secuencia en el mercado (junto al dibujo impresionante de dos hojas de Charles Vess), el encuentro con Baba Yaga y el momento con Titania. Acá se revela que Tim es hijo de la reina de las hadas, lo cual le agrega un toque de fantasía al origen de Tim, y de misterio, porque Tim no tiene idea de esto. Al padre lo vemos al final de la serie sentado enfrente de la tele tomando una cerveza, y no tiene pinta de haberle dado a la reina de las hadas, así que es bastante lógico inferir que no es su verdadero padre.
Charles Vess hace un gran trabajo en este número, aunque no me convencen un par de las caras de Tim y algunas de Titania (que en algunos cuadros parece un tipo). Más allá de esos detalles, Vess también se manda un trabajo de puta madre. Me gusta mucho como pinta sus dibujos, con un estilo bastante distinto al de Bolton y Hampton, Vess usa colores más vivos y es más luminoso.
En el cuarto número E le muestra algunos futuros posibles, incluyendo uno en donde Tim es el líder de la oposición, los que vendrían a ser los malos, en la gran batalla final de la magia de su era. El momento con el casco de Fate corrompido me gusta, al igual que la secuencia de Terminus, el último lugar de la existencia. E lleva a Tim hasta el final del tiempo y ahí lo intenta matar, para evitar que los futuros en donde pelea por el mal se den, pero lo frena Destino, de los eternos.
Gaiman muestra acá el final de Destino, al final de los tiempos junto a Muerte, que es quien apaga la luz del universo y cierra la puerta. Muerte le dice a E básicamente que deje de decir boludeces, que no va a matar a Tim, y lo manda de vuelta a su presente haciendo que camine cada paso, mientras que a Tim lo teletransporta.
Paul Johnson hace un gran trabajo, aunque resulta ser el más flojo de los cuatro artistas. Me gusta como pinta su trabajo aunque de a momentos los colores sean un poco demasiado apagados, y no me convencen todas las caras que le hace a Tim, pero igual sigue siendo un gran trabajo.
Al volver Tim tiene que elegir si quiere cambiar su vida y entrar al mundo de la magia, y dice que no porque aprendió que todo tiene un precio y que el costo le da miedo. Se arrepiente bastante rápido de esto pero ya lo habían dejado solo.
Después de esto vemos al Phantom Stranger y al Dr. Occult diciéndole a Constantine que en realidad Tim ya había aceptado entrar al mundo de la magia al principio de todo, cuando acepta ir con ellos y cruza la puerta, por lo que su negativa del final ya resulta al pedo. Es un muy buen momento de Gaiman, aunque sorprende que haya hecho que John, normalmente el más avispado, sea el que no se haya dado cuenta de eso.
BoM termina con Tim volviendo a su casa, donde está su viejo sentado enfrente de la tele, y sube a su cuarto con su yo-yo (E mató a la lechuza y Muerte se la devolvió a Tim pero en su forma original, como un simple yoyo). Tim se convence de que no necesita a los otros, que lo único que necesita es creer, y convierte a su yoyo de nuevo en una lechuza.
La historia atrapa y resulta corta al final, deja queriendo más y ese es el primer mérito de Gaiman, que con una premisa simple y no demasiado original, hace una miniserie muy envolvente, con un personaje principal que resulta interesante. La historia tiene una premisa inocente y un protagonista muy inocente, que va empezando a perder la inocencia en el curso del principio de su viaje y todo lo que le pasa.
Más allá de que Sandman me encanta, y es sin dudas la mejor cosa que escribió Gaiman, estos números siempre los voy a tener ahí entre lo mejor de lo suyo, bastante cerca de Sandman. Esta miniserie termina perfecta como para que la siga una serie, cosa que terminó pasando cuatro años después, pero con John Ney Rieber escribiéndola. Sin desmerecer el trabajo de Rieber, que tiene buenos momentos, es una lástima que no la haya seguido Gaiman al menos unos números, o que no haya vuelto a escribirlo nunca.
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